Se trata de una medida cada vez más extendida ya que desde el 2006, con el nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE), es obligatorio tener instalado este tipo de equipos para obtener ACS en las viviendas de nueva edificación.
La instalación de estos equipos de aprovechamiento termosolar se considera muy acertada puesto que tiene una duración de unos 25 años y un periodo de retorno menor a 10 años.
Además, reduce el consumo de gas natural, electricidad o gasoil para generar ACS o calefacción, lo que no solo supone una disminución de la facturas energéticas, sino que se reducen las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Existen tipos diferentes de equipos domésticos solares térmicos que se basan en un funcionamiento similar pero con diferencias:
Equipos compactos
Son los más extendidos actualmente. Se caracterizan por tener un depósito y una zona de colectores.
Su funcionamiento es sencillo: los colectores solares que captan el calor lo transmiten a un líquido interno que calienta el agua sanitaria por contacto de las tuberías.
Las ventajas de este tipo de sistemas es que tienen una instalación muy rápida y económica y apenas requiere mantenimiento.
Equipos de circulación forzada
Son muy similares a los equipos compactos con la diferencia que el líquido interno calorportador fluye gracias a un grupo de bombeo.
Esto tiene la ventaja que el depósito no tiene que situarse al lado del colector, por lo que no impacta tanto visualmente en el tejado y permite mayores volúmenes.
La energía termosolar es algo cada vez más extendido ya que permite reducir el consumo de energía, lo que conlleva una reducción de las facturas y una disminución de las emisiones GEI en caso de emplear energía no renovable.
No debemos olvidar que esta medida de ahorro debe de ir acompañada de otras tan importantes como evitar el despilfarro de agua, regular la temperatura de la calefacción, entre otras. ¿Tenéis energía termosolar en vuestras casas? ¿Notáis diferencia en la factura?
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