Esas lámparas eran, las más veces, modestos soportes que ayudaban a iluminar tímidamente una estancia, permitiendo a sus ocupantes alargar veladas y encuentros, pero de vez en cuando servían a fines de más altura, como el de guiar a navegantes nocturnos en busca de un puerto en el que guarecerse.

En el extremo oriental de la bahía de Palma, en Mallorca, se halla uno de esos gigantes en movimiento: el faro de Cap Blanc (Cabo Blanco) que, junto al de Cala Figuera, delimita los extremos de la bahía. Este faro se inauguró a mediados del siglo XIX y sus primeros destellos los produjo una lámpara moderadora de aceite de oliva, que se transformó después para ir adaptándose a los avances de cada época.

Parafina, acetileno y finalmente la electricidad han ido alimentando a este faro que, a pesar de tanto cambio, conserva la óptica completa del periodo de Isabel II. No es la original, sino una más antigua que heredó de otro faro mallorquín, pero su valor está hoy en alza porque ha hecho del de Cabo Blanco el primer faro de Baleares en vestir LEDS sin necesidad de desprenderse de su armadura.

Que el faro mantenga su óptica no es capricho ni cicatería. Ese gesto de conservación del patrimonio, aplaudido por los amantes de la navegación tradicional, es posible gracias a una lámpara muy especial. Diseñada por la empresa Mediterráneo Señales Marítimas, ésta contiene LEDS de gran intensidad, cuya distribución ha sido modificada buscando una semejanza con las halógenas. Sólo así su señal puede alcanzar las 15 millas náuticas, con la misma intensidad y calidad que lo ha hecho hasta ahora.

La potencia requerida para ello ha pasado de 250W a 48W, lo que supone un ahorro considerable para la Autoridad Portuaria de Baleares, que es la institución que se encarga de su gestión. Aunque sin duda alguna, el dato más sorprendente se halla en la vida útil de la lámpara que, según el fabricante, es de unos 25 años. Si lo comparamos con las anteriores, que duraban alrededor de 2.000 horas y requerían de un sistema de reposición de lámparas, la nueva luminaria ha multiplicado por cien su capacidad de supervivencia, convirtiéndose así en una de las más longevas de su categoría.

Otros dos faros en España están experimentando con este nuevo sistema: el de Adra, en Almería, y el de El Estacio, en la Manga del Mar Menor.

Fuentes: Flickr

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