Edificio Sunrise de MadridY ahora de nuevo empieza a invertirse esta tendencia, apostando por calefacciones centralizadas, pero aplicadas a un número mayor de edificios y viviendas: en lugar de una caldera para un edificio entero, ¿por qué no hacer una caldera para un barrio entero? Esta es la llamada calefacción de distrito o de barrio, sistema tradicional en países como Dinamarca o Islandia.

Cómo funciona

La calefacción o refrigeración de barrio se basa en una central cercana a los consumidores que produce agua caliente para su uso en calefacción y agua caliente sanitaria, y agua fría para refrigeración. Mediante un sistema de tubos aislados subterráneos, el fluido caliente o frío se distribuye a los edificios de un barrio. A nuestras casas no sólo llegaría la acometida de agua de la calle habitual, sino que además llegaría una tubería con fluido caliente y otra con fluido frío. Generalmente se emplea agua, pero en ocasiones para la calefacción puede emplearse vapor.

Se trata de un sistema global más eficiente que los individuales y por lo tanto, los consumidores ahorran dinero en la energía y en las instalaciones que deberían destinar a sus propios sistemas de calefacción o refrigeración.

Estas centrales que producen el calor suelen ser centrales de cogeneración. Estas instalaciones utilizan combustibles como el gas natural, pero al producir y aprovechar de forma conjunta electricidad y calor, logran un considerable ahorro energético. No obstante, cada vez más se utilizan centrales basadas en energías renovables, como la biomasa, la geotérmica o la energía solar.

Países con calefacción de barrio

En el mundo, Islandia es quien lidera la utilización mundial de calefacción urbana. El 95% de todos los hogares disfrutan de este sistema. La mayor parte del calor proviene de las tres principales plantas geotérmicas del país. En Dinamarca, más del 60% de la producción de calor y agua caliente se basa en este sistema. En concreto, Copenhague cuenta con la red más amplia: 275.000 hogares (casi el 95% de las zonas pobladas) reciben calor mediante una red de 54 kilómetros. Su fuente energética se basa en un 80% en instalaciones de cogeneración, mientras que el 20% restante proviene del aprovechamiento del calor recuperado en las incineradoras de residuos urbanos.

Otros países como Finlandia, Suecia o Rusia tienen en muchas poblaciones más de un 50% de sus hogares alimentados mediante este sistema. En el resto de Europa, países como Estonia, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Austria o Alemania también aprovechan de manera importante este sistema de calefacción.

En España encontramos varios ejemplos, como el de Barcelona, donde existe una calefacción de barrio para más de 50 edificios. Otos ejemplos son los de Oviedo, para la Fundación del Orfanato Minero de Asturias, el de Bellver de Cerdanya (Lleida) para varios edificios públicos a partir de combustible de astilla, o el de Zaragoza para la Exposición Universal. En Madrid, la Consejería de Medio Ambiente planea poner en marcha una red dentro del ecobarrio de Puente de Vallecas para calefacción y agua caliente de unos 30 edificios.r

Fuentes: Elaboración propia / consumer.es / espormadrid.es

 

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