Energía solarEl nuevo marco regulatorio hace que muchos productores de estas energías tengan que ingeniárselas para sacarle rentabilidad. Para ello lo más adecuado sería poder verter electricidad a la red cuando el pool está alto, pero para eso deberían tener disponibilidad de recurso en todo momento o bien poder almacenar la energía, para disponer de ella en esos periodos.

El almacenamiento de la energía eólica

El viento es muy variable y no existe garantía sobre la disponibilidad del recurso, lo que unido a la dificultad para almacenar la energía generada para disponer de ella en momentos de gran demanda, complica la gestión. Además, no suelen coincidir los momentos de máxima oferta y máxima demanda energética.

Una de las opciones para el almacenamiento de la energía eólica es el aire comprimido, pues se adapta a su variabilidad y su almacenaje por largos períodos de tiempo. Un ejemplo de aplicación de esta tecnología es el “Iowa Storage Energy Park” en Estados Unidos.

Otra de las tecnologías que está teniendo un desarrollo importante es la batería de Flujo Redox de Vanadio, que es una batería recargable, en la que el electrolito fluye a través de una celda electroquímica que convierte la energía química en electricidad.

La necesidad de almacenamiento energético suele ser mayor en territorios insulares y es precisamente allí donde están surgiendo interesantes experiencias. En las Islas Canarias se ha llevado a cabo recientemente el proyecto Store, que trata de dar salida al problema del almacenamiento energético gracias a tres tecnologías: baterías de Ión Litio, ultracondensadores y volantes de inercia, que han mostrado tener viabilidad técnica y económica.

Otra iniciativa, también en territorio insular, es el proyecto hidroeólica de “El Hierro”, en la que el sistema de almacenamiento de energía está basado en centrales de bombeo.

El desarrollo de los coches eléctricos también ayudará a la gestión de la oferta y la demanda energética de la red eléctrica, funcionando como si fuera una forma más de almacenamiento de energía. Incorporando nuevas cargas en horas de baja demanda suavizando la curva de carga.

Almacenamiento de la energía solar

Aunque el sol está transmitiendo energía continuamente a la Tierra, nuestras tecnologías solo permiten aprovechar una pequeña parte de la misma.

Muchos son los obstáculos para poder utilizar todo este potencial: el primero de ellos es en la noche o momentos de muy mala meteorología, cuando se alcanza el punto máximo de demanda energética, y la limitada eficiencia de las células solares fotovoltaicas.

Contra la meteorología no podemos hacer nada, en cambio se ha avanzado mucho en la eficiencia de las células solares, pero habrá que estudiar la solución que podemos darle a la descoordinación entre la oferta y la demanda. El almacenamiento de la energía solar solucionaría este problema. Para el almacenamiento de la energía solar fotovoltaica se vienen empleando baterías, destacando las de Flujo Redox de Vanadio, para parques de tamaño mediano-grande.

Por su parte, la energía solar térmica y la energía solar concentrada (CSP) ofrecen soluciones para almacenar la energía para producir electricidad de manera constante.

Para el almacenamiento de energía solar térmica se emplean las sales fundidas que funcionan muy bien por la mayor facilidad de conservar el calor. Otra forma de almacenar la energía solar, todavía en desarrollo, es la de dividir los componentes del agua, almacenando así hidrógeno. La Universidad de Carolina está trabajando con proyectos de este tipo, a lo que ellos llaman fotosíntesis artificial.

Se está investigando mucho a día de hoy, pero ya existen ejemplos en funcionamiento de estas tecnologías que demuestran su viabilidad y que el almacenamiento de energía solar y eólica es ya una realidad. Se abre así un camino esperanzador para el crecimiento de las energías limpias.

Fuentes: Kern S&D | La Opinión | Fieras de la Ingeniería | Elaboración propia | Flickr

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