Por sus características especialmente contaminantes o tóxicas, los residuos especiales requieren de un especial cuidado, no sólo en su tratamiento y posible reciclaje o disposición final, sino también en el resto de los procesos de recogida, almacenamiento y transporte.

Estos residuos se agrupan en muchos tipos diferentes desde los desechos sanitarios procedentes de hospitales, centros médicos y clínicas tanto para la salud humana como animal, así como los farmacéuticos a los desechos químicos que engloba a los relacionados con biocidas y productos fitosanitarios y a los productos para la preservación de la madera, disolventes orgánicos o que contengan cianuros.

En esta misma línea se encontrarían también los residuos derivados de producción preparación y utilización de tintas, colorantes, pigmentos, pinturas, lacas o barnices, de resinas, látex, plastificantes o colas y adhesivos. Asimismo, no podemos olvidar los aceites minerales no aptos para el uso a que están destinados y las mezclas y emulsiones de desecho de aceite o hidrocarburos con agua. Y por supuesto, también serán considerados residuos especiales todos aquellos que tengan naturaleza explosiva o inflamable y que contengan sustancias tóxicas como metales pesados.

Muchos de estos residuos especiales, en realidad, son de generación industrial o de comercios (llamados “grandes generadores” y sus responsables tienen la obligación de reducir al máximo su producción, no mezclarlos y envasarlos, identificarlos y fecharlos en recipientes especiales; sin olvidar transportarlos a las plantas de tratamiento únicamente con los transportistas autorizados.

Sin embargo, hay muchos otros residuos especiales, los que también se denominan de generación universal o residuos peligrosos domiciliarios, que todos podemos producir en nuestro hogares. Se trata de las pilas y baterías agotadas, los aparatos eléctricos y electrónicos en desuso, los medicamentos vencidos, los envases de biocidas, restos de pinturas, neumáticos fuera de uso y aceites comestibles (vegetales) usados. ¿Qué tenemos que hacer en estos casos?

Lo primero que tenemos que entender es que, como productores de esos residuos especiales, tenemos una responsabilidad sobre ellos. Por este motivo, debemos separar en el origen estos residuos especiales y aprovechar los cada vez más frecuentes contenedores específicos para pilas y baterías, medicamentos o aceites usados (que nunca debemos tirar por el sumidero). No sólo eso, puesto que las campañas de recolección puestas en marcha por las autoridades para los aparatos más voluminosos, como los electrodomésticos o dispositivos electrónicos, ayudan tanto a reciclar los componentes reduciendo su impacto negativo en el ambiente como a  generar oportunidades de trabajo.

En la actualidad y gracias a Internet, ya no tenemos excusa para no hacer una gestión responsable de nuestros residuos especiales: si no sabemos de ninguna campaña de recolección o desconocemos dónde se ubican los contenedores especiales tan sólo tenemos que acudir al portal DóndeReciclo y obtendremos un mapa de los principales puntos de recogida y reciclaje de cada tipo de desecho.

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