Aerogenerador de baja potenciaEn este sentido, la ciudad de Cutral Có, en la provincia del Neuquén, cuenta con el primer laboratorio de ensayos de aerogeneradores de baja potencia, es decir, aquellos capaces de llevar energía donde la red eléctrica no llega, algo muy habitual en el medio de la provincia de Río Negro. El proyecto se expuso recientemente durante la muestra Eólica Argentina 2013 de Buenos Aires, durante la cual la industria de la energía del viento compartió sus últimas novedades.

El objetivo de este laboratorio, desarrollado conjuntamente la municipalidad local y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), es ofrecer servicios a los fabricantes para que éstos puedan optimizar el desarrollo de nuevos modelos consolidando sus diseños a partir de las mediciones realizadas. La industria eólica ha aplaudido la iniciativa y, así, de los dieciséis fabricantes de pequeños aerogeneradores de Argentina, doce ya han firmado un acta-acuerdo con el INTI comprometiéndose a trabajar para mejorar sus equipos.

En la actualidad y gracias a la tecnología punta con la que cuentan las instalaciones, el laboratorio está midiendo de manera simultánea el desempeño de hasta cuatro equipos nacionales en funcionamiento, aunque las previsiones apuntan a que pronto podrían convertirse en ocho.

El consumidor también se verá indirectamente beneficiado de este proyecto, puesto que el desempeño de los futuros aerogeneradores que adquiera para disfrutar de servicios de bombeo de agua o de energía para una bombita de luz, una radio o una heladera estará significativamente mejorado. Además, la legislación permite que todo aquel que cuente con un aerogenerador de baja potencia y cuya casa ya estuviera conectada a la red eléctrica, pueda vender la energía excedente que no consuma.

Por otro lado y aunque aún se analizan alternativas de financiamiento, los responsables ya trabajan en la implementación de nuevos ensayos, como son los de duración y emisiones acústicas, y podrían tenerlos implementados hacia fin de este año. Tanto es así que el laboratorio acaba de incorporar a su equipamiento SODAR (Sonic Detection And Ranging), un instrumento de alta tecnología que emite señales sonoras hacia el cielo para medir velocidades y direcciones de viento. SODAR tiene una capacidad de medición de vientos de hasta 500 metros de altura, con una resolución de 5 metros, con la ventaja de que, además de preciso, es transportable.

Fuentes: Energías Renovables | INTI | Flickr

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