No se trata de un jardín vertical ni de plantas que campan a sus anchas (como una enredadera), sino de terrazas superpuestas, que permiten a su vez la ventilación de la vivienda. Y es que ya se sabe: para que una vivienda sea sostenible, una de las claves está en su fachada. Ésta es la relación entre el exterior y el interior y a través de ella se produce el intercambio de energía. Una fachada recubierta de plantas frondosas en verano refrescará nuestro hogar y, en invierno, al caerse las hojas, dejará entrar el sol.

La vivienda en cuestión está situada en la ciudad de Ho Chi Minh, la ciudad más grande de Vietnam, y se trata de una versión moderna de las clásicas casas de tubo vietnamitas (es muy estrecha, se ubica en un terreno de 4 x 20 metros), que “abraza la tradición vietnamita de mostrar con orgullo la naturaleza dentro de las residencias privadas”. Ya que el clima de la antigua Saigón es tropical, con una humedad promedio de un 75%, contamos con que la vegetación de la casa es esplendorosa.

Tanto la fachada delantera como la trasera se componen por completo de terrazas-maceta de hormigón en voladizo a partir de dos paredes laterales. En ellas se encuentran las plantas y este diseño permite una ventilación natural, así como el enfriamiento de la estructura durante las estaciones tropicales de Vietnam. Las plantas cumplen la función de proteger a los habitantes de los rayos solares, del ruido y de la contaminación que llega desde la calle. Para regarlas, se instalaron tuberías de riego automático dentro de las jardineras. También se recoge agua de lluvia en un depósito que se bombea hasta este sistema de riego.

La vegetación está presente en todo el diseño de la vivienda, y no se detiene en la fachada: continúa en la azotea, donde un jardín nos recibe con vistas al barrio. La idea es que, estés en el punto en que estés de la casa, recibas la sensación del verdor alimentado por el sol.

La vivienda emplea otros recursos naturales en sus 215 metros cuadrados, y la ventilación es otro de sus puntos importantes: el aire fluye gracias a las fachadas porosas y a dos claraboyas que hacen llegar la luz solar directamente al corazón de la casa, así como a pequeños patios que aportan también luz y ventilación. Sus habitantes han declarado que prácticamente no utilizan aparatos de aire (dato importante si consideramos el clima de la ciudad), y que su factura eléctrica alcanza apenas los 25 dólares (18 euros) por mes, gracias a estos métodos de diseño pasivo.

Fuentes: Vo Trong Nghia architects / Designboom.com / Oki hiroyuki para Vo Trong Nghia architects

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