Que un zapato sea sostenible depende de muchos factores: el material del que está hecho, el proceso de fabricación, los materiales con los que se empaquetan, el tratamiento de los residuos y las condiciones sociales de los trabajadores que los fabrican.

Los zapatos ecológicos deben estar fabricados con materiales orgánicos, naturales, biodegradables y libres de cualquier tipo de químico o metal pesado. Ya existen zapatillas deportivas, chanclas y botas fabricadas con algodón natural, fibra de coco, lana, corcho, cáñamo, cuero sintético, látex natural, rafia o materiales procedentes de la caña de azúcar. Detalles como que la suela vaya cosida en vez de pegada o que los tintes y pinturas sean vegetales son bastante importantes. Para que unos zapatos sean ecológicos también lo debe ser el embalaje con el que se venden. Es fundamental que la caja o bolsa sea de cartón reciclado u otro material biodegradable.

A la hora de fabricar el calzado ecológico, el proceso debe ser respetuoso con el medio ambiente: debe producirse una mínima explotación de los recursos naturales y reducir al máximo la emisión de CO2 o partículas contaminantes a la atmósfera. Lo ideal es que todos los desechos de su fabricación se puedan reciclar. Además, las condiciones laborales de las personas que fabrican los zapatos deben ser éticas y responsables socialmente.

Si se cumplen todos estos requisitos, el resultado final serán unos buenos zapatos ecológicos. Y eso se nota también en el momento en el que nos los probamos: son más cómodos, transpirables y duran mucho más tiempo, un factor clave que ayuda al Planeta, ya que su impacto será menor cuanto más años dure el calzado.

En el mercado encontramos diferentes marcas que apuestan por el calzado ecológico produciendo zapatillas, sandalias y botas de lo más cool (lo ecológico no está reñido con lo bonito). Algunos ejemplos son Nagore, una de las firmas más veteranas y cuyas sandalias artesanales se venden en Menorca y Barcelona; Slowers, una marca que apuesta por las alpargatas artesanales hechas localmente con algodón orgánico; la neoyorquina OlsenHaus, con productos 100% veganos y cuyos materiales provienen de las plantas o Pla Shoes, unos curiosos zapatos hechos con una sola trenza de yute.

Por otro lado está Caboclo, una marca que promueve la responsabilidad social  y cuyos zapatos utilizan materiales como neumáticos reciclados; Natural World, una empresa riojana que lleva cinco años fabricando calzado ecológico con algodón nacional y caucho natural inspirados en la naturaleza; Kameleonik, una firma de originales alpargatas artesanales; o Justo Aki, y su calzado vegano ético y ecológico.

Con todo, es importante que el consumidor se informe bien del origen del calzado a la hora de comprar zapatos ecológicos, ya que el marketing de muchas empresas que abogan por la tendencia verde para aumentar sus ventas no trabajan realmente con calzado ecológico y pueden confundir.

5/5 - (2 votos)

Write A Comment

Guardar en Pinterest