Según anuncian sus fabricantes, nos bastarán sólo dos o tres manos de esta pintura en una pared, techo, fachada o tejado para conseguir un aislamiento térmico útil para toda la vida. Y no hay que asustarse, podemos cambiar el color, puesto que aunque pintemos encima, no pierde propiedades.

 

Cómo funciona

La base de este material es una pintura ecológica blanca al agua. A ésta se le añaden microesferas cerámicas, algo así como “una especie de canicas huecas microscópicas, que forman una capa de aire en la propia pintura”, según explica un fabricante. Esta capa de aire es precisamente la que que aísla del frío y del calor exterior. Esta cualidad del material también evita la condensación de agua, lo que ayuda a prevenir humedades y moho. Y la buena noticia es que no sólo contribuye al ahorro de energía, sino que consigue que la casa se enfríe más lentamente en invierno y se caliente más despacio en verano, lo que da pie a temperaturas más constantes.

Según demostró un ensayo en la Universidad de Zaragoza, España, utilizar pintura térmica puede suponer un cambio de hasta 3,5ºC en la temperatura ambiente de una habitación.

 

¿Por qué es ecológica?

La pintura térmica está compuesta sólo por sustancias orgánicas y respetuosas con el medio ambiente. Por tanto, no es tóxica y se puede emplear en los dormitorios de los niños.

 

¿Dónde podemos usarla?

Esta pintura puede emplearse en viviendas y en industria, tanto en paredes, como techos, fachadas, cubiertas… Para los tejados, existen variables impermeabilizantes que sirven también para superficies expuestas al sol, puesto que justamente los tejados son una de las partes de la casa que más calor acumulan. Y a la vez que tu tejado es más impermeable, la casa está mejor aislada.

 

¿Por qué elimina la humedad?

La pintura térmica impide que se condense agua en la pared si la temperatura interior y exterior son muy distintas. A esto, en lenguaje experto, se le llama rotura de puente térmico. Con ello, no aparecen humedades por condensación ni el temido moho.

Y si ya tenemos moho, se puede eliminar: bastará con llevar a cabo una pequeña limpieza con cloro diluido y, a continuación, aplicar la pintura. Luego el propio aislamiento evitará la nueva aparición de moho en paredes y techos.

 

Otras ventajas

La pintura térmica no resulta mucho más cara que una pintura convencional de buena calidad. Pero su ventaja es que amortizaremos su inversión, puesto que en uno o dos años habremos ahorrado en calefacción y aire acondicionado. Por otro lado, es duradera: para toda la vida, dicen sus fabricantes. Y puedes pintar encima las veces que quieras.

Se pinta, por cierto, como cualquier otra pintura, con rodillo o brocha. Y además de aislar de calor y frío, reduce el ruido que recibimos del exterior. Y no se quema ni se inflama.

 

Fuentes: Arelux | El Periódico de Aragón

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