Un equipo de científicos de la Universidad de Cádiz (UCA) ha emprendido un interesante proyecto que busca la obtención de biocombustible y azúcares a partir de la cerveza, dando un nuevo valor a estos desechos y evitando su costoso tratamiento como agua residual.

Mano cogiendo un vaso de cerveza

Requisitos para la creación de biocombustible

Los residuos procedentes de la cerveza son muy ricos en ingredientes como lípidos, carbohidratos y proteínas. Para obtener biocombustible, los residuos deben contener entre un 5 y un 20% de lípidos y carbohidratos, cifra que  habitualmente presenta la cebadilla de cerveza.

El proceso que hemos diseñado tiene la finalidad de obtener dos productos: el primero es una sustancia compuesta por la mayor cantidad posible de las grasas contenidas en el bagazo, que es un aceite; y el segundo, es una sustancia rica en azúcares cuyo contenido en agua dependerá de las diferentes finalidades que se le quieran dar, como la producción de biocombustibles o como suplemento de azúcar para la producción de la propia cerveza que ha generado este residuo, por lo que aquí cerraríamos el ciclo”. Según cuenta el profesor Igartuburu.

El siguiente paso que se han planteado estos investigadores es trasladar esta idea del laboratorio a una planta piloto situada cerca de una industria cervecera.

Otros proyectos cerveceros

En Australia, un equipo de la Universidad de Queensland experimenta desde hace años con los desechos líquidos de la cerveza. Su proyecto consiste en utilizar una «célula de combustible microbiana». Se trata de una batería con bacterias que, al digerir el azúcar, almidón y alcohol del residuo, producen electricidad y agua limpia.

Mientras, en Estados Unidos, un equipo de la Universidad de Cornell estudia las bacterias de los residuos cerveceros para producir gas metano como combustible.

En Reino Unido, la Universidad de Abertay Dundee cuenta con un equipo que investiga cómo transformar los residuos de las industrias de la cerveza o el whisky en bioetanol. 

Gasolinera por la noche

Empresas como la estadounidense E-Fuel o la alemana BMP Biomasse Projeckt, han visto una oportunidad de negocio en el biocombustible cervecero. Comercializan equipos para transformar los residuos de cerveza en combustible.

E-Fuel ofrece el MicroFueler por un precio que ronda los 7.800 euros. Los alemanes, por su parte, han creado un sistema para el tratamiento anaeróbico (sin oxígeno). Se trata de una tecnología que puede ayudar a las industrias cerveceras a gastar menos energía en el proceso de elaboración y en el tratamiento de sus aguas residuales.

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