Proceso de degradación

Proceso de disolución

La idea de una batería biodegradable es una constante para la ciencia por el impacto ambiental que podría tener, pero he aquí un nuevo desarrollo que abre puertas hasta ahora insospechadas: materiales biodegradables en tecnologías e implantes biológicos. Según publica la prestigiosa revista Nature, un grupo de investigadores norteamericanos ha creado una batería biodegradable que podría derretirse en el interior del cuerpo humano.

¿Su utilidad? Por ejemplo con implantes biomédicos que necesitáramos sólo por un tiempo y que no debieran quedarse de manera permanente. Así nos ahorraríamos una nueva cirugía para extraer dicho implante. A nivel medioambiental, esta tecnología podría servir para vigilar una zona después de un derrame de petróleo o algún otro desastre sin que quedaran residuos electrónicos.

De momento, lo que se ha conseguido es una pequeña batería que se disuelve completamente en agua después de tres semanas.

¿Cómo se crea la batería?

El dispositivo creado utiliza ánodos de papel de magnesio y cátodos de hierro, molibdeno o tungsteno, metales que se disuelven lentamente en el cuerpo, y con iones biocompatibles en bajas concentraciones. Entre los dos electrodos se ha empleado una solución salina tamponada con fosfato, y todo el sistema está 'empaquetado' en un polímero biodegradable llamado polianhídrido.

De momento, hablamos de una célula de apenas un centímetro cuadrado, con un ánodo de 50 micrómetros de espesor y un cátodo de 8 micras de espesor que produce 2,4 miliamperios de corriente. El voltaje alcanzado dependería del metal usado en el cátodo y la idea es lograr mayores niveles. Una vez disuelta la batería, quedarían menos de 9 milígramos de magnesio en el cuerpo (casi el doble que un stent o cánula de arteria coronaria de magnesio ya probada con éxito en ensayos clínicos), una concentración que es poco probable que cause problemas en el cuerpo, explica el científico John Rogers de la Universidad de Illinois, uno de los precursores de la investigación. “Casi todos los bloques fundamentales ya están disponibles” para producir implantes biodegradables que no necesitan de alimentación externa, comenta.

¿Cómo ayudaría en un problema medioambiental?

Como decíamos, esta batería biodegradable serviría en un desastre como un vértido tóxico donde después se quisieran hacer mediciones. Se podrían echar cientos de miles de diminutos sensores químicos inalámbricos a través de la mancha, que luego se disolverían en el océano. O una pila de varias células, por ejemplo, podría producir hasta 1,6 voltios, una cantidad suficiente para alimentar un diodo emisor de luz o generar una señal de radio. 

Fuentes: Nature | Treehugger.com

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