Uso de la biomasaReleía el informe de la Agencia Internacional de la Energía, «World Energy Outlook 2010», en el capitulo pobreza energética donde se plantea el acceso universal de la energía y me han venido a la memoria recuerdos de mi infancia. Los que nacimos a principios de los años 50 del siglo anterior, sabemos muy bien lo que era en el mundo rural español  la escasez de energía. También es posible que ni siquiera nos diéramos cuenta de lo que no teníamos. Entonces, no había en casa frigorífico, ni televisión, ni aire acondicionado, ni coches, no montábamos en avión ¡qué miedo!, casualmente, por mi pueblo tampoco, pasaba el tren. En casa disponíamos de tres bombillas y una radio. Con semejante equipamiento eléctrico poco consumo se podía hacer y menos despilfarrar. Pues aun así existía una cultura del ahorro considerable, seguramente provocada por la necesidad. Recuerdo que la radio se ponía solo por las noches, todavía mantengo en la memoria el programa de Matilde Perico y Periquín, y también recuerdo percibir algún pescozón que me dio mi padre por dejarme la Luz encendida, ¡Los chicos de entonces en los pueblos  no podíamos tener miedo a la oscuridad! He llegado donde quería en mi relato, no teníamos energía moderna pero éramos conscientes de que la que había la teníamos que usar de forma eficiente.

No teníamos electricidad, pero usábamos energía, ¡por supuesto! para cocinar y calentarnos, la leña, que nos costaba mucho esfuerzo traerla a casa, entonces yo no sabía que esto era biomasa. Mi padre se levantaba muy temprano, antes de salir para las labores del campo, con sus dos mulas y un hacha se iba al monte y traía dos cargas de leña que nos duraban unas tres semanas, era una vida dura y poco gratificante. Siempre pensé que esto eran cosas de un pasado muy lejano y que una vida de tanto esfuerzo ya no era posible ni en España ni en el resto del mundo y si lo era, lo sería de forma muy marginal.

De buenas a primeras el informe de AIE me revela cuanto equivocado estaba yo, al pensar  que hablaba de una cosa marginal. El número de personas ligadas al consumo de la biomasa se sitúa actualmente en 2700 millones, y se espera que en el año 2.030 alcance la cifra de 2800 millones. Además, se estima  que la contaminación de los hogares por una utilización ineficiente  de la biomasa en las cocinas está suponiendo del orden de 1,5 millones de muertes prematuras, es decir, sobre 4000 muertos por día, más que las muertes que producen la malaria, la tuberculosis o el sida.

¡Qué recuerdos!, cuántas veces fuimos al médico pensando en los típicos constipados, ¿no sería que teníamos los pulmones llenos de humo?

Quiero terminar diciendo, al igual que se deduce del informe de la AIE, que se hace imprescindible eliminar las desigualdades que existen en el mundo hacia el acceso a los servicios modernos de la energía, entre los que se deben incluir la posibilidad de que todos los que usan la biomasa, como única fuente de energía, tengan acceso a las cocinas eficientes y no contaminantes.

El acceso universal a los servicios modernos de energía no es una cuestión de dinero. Según la AIE con 36000 millones de dólares anuales en el periodo 2010-2030 se resolvería el problema. Estas cifras nos pueden parecer muy altas, pero para ponerlas en contesto propongo  ver las cantidades que están suponiendo las ayudas a los bancos desde que empezó la crisis económica del 2008.

Fuentes: Twenergy / Imagenes aportada por el colaborador Mariano Cabellos

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