La noticia ha sido muy bien recibida por los ciclistas puesto que la medida no se limita al espacio físico del estacionamiento sino, además, a una serie de servicios por los que los organizadores de espectáculos no podrán cobrar sumas adicionales. Entre estos servicios se encuentra, por ejemplo, el personal responsable por la vigilancia y seguridad para evitar robos y daños a los rodados, así como el control del ingreso y egreso de las bicicletas mediante talones de control.

Estos estacionamientos temporarios, que no pueden situarse a más de 200 metros del espectáculo ni ubicarse sobre superficies parquizadas, han de contar con un espacio para cada bicicleta, delimitado y señalizado correctamente. Además, los organizadores han de habilitar estos espacios al menos tres horas antes del inicio del espectáculo y también tres horas después de su finalización.

Una de las preocupaciones que han surgido con motivo de la nueva norma es el impacto medio ambiental que podrían tener estas instalaciones desmontables. Para evitar cualquier deterioro tanto natural como urbano, la legislatura marca la obligación de restituir el espacio público afectado a los estacionamientos temporarios para bicicletas limpio, sin daños y con todo el equipamiento desmantelado y retirado.

Gracias a esta ley sancionada este mismo verano, se espera continuar la buena marcha en la reducción en la carga del transporte automotor sobre calles y avenidas, al tiempo que se promuevan alternativas que tiendan a reducir la demanda de lugares de estacionamiento para automotores, de modo de reducir los incentivos a los abusos.

Y, además, será más fácil llegar puntual a estos espectáculos pues si algo ha demostrado el transporte en bicicleta es que termina por ser más rápido que el auto: el Instituto de Transporte y Políticas Sustentables cronometró el tiempo que demanda ir a las 8.50 de la mañana desde Parque Centenario a Plaza de Mayo en distintos medios de transporte. La sorpresa fue mayúscula para muchos, puesto que mientras que en auto demandó 41 minutos y en colectivo 40, la bicicleta únicamente tardó 26 minutos en llegar a su destino.

Fuentes: Clarín | ADN Ciudad | Flickr

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