Tratamiento de aguasSe trata de aquellas que resultan del uso doméstico o industrial del agua y que son conducidas por el alcantarillado e incluyen, a veces, las aguas de lluvia y las infiltraciones de agua del terreno. Un alcantarillado cuya cobertura nacional en México ya supera el 90%.

El aprovechamiento de estas aguas residuales se ha convertido en una prioridad, aunque para ello es necesario someter previamente a estas aguas a un tratamiento que incluye procesos químicos, físicos y biológicos.

Para 2015 se espera alcanzar un 69.4% en la cobertura del tratamiento de las aguas residuales, pudiendo reutilizarla para el abastecimiento de la demanda de sectores como el agrícola y el industrial y, así, liberando importantes volúmenes de agua de primer uso para el consumo de la población. El horizonte es alcanzar el 100% para 2020, dentro de la Agenda del Agua 2030.

El tratamiento de aguas servidas consta de cuatro fases, arrancando con el tratamiento preliminar con el que se eliminan los residuos fácilmente separables y en algunos casos se realiza una pre-aireación. Tras ella, se inicia una segunda fase de sedimentación y tamizado, empleando para ello mallas o barreras y, mediante sistemas de decantación, favorecer la separación de todas las partículas suspendidas en el agua.

En la tercera etapa, la de tratamiento secundario, entran en acción los procesos biológicos aerobios y anaerobios y físico-químicos (floculación) para reducir la mayor parte de la Demanda Biológica de Oxígeno o (DBO), que no es más que el parámetro empleado para medir la concentración de contaminantes orgánicos. En esencia, se trata de la concentración de oxígeno disuelto consumido por los microorganismos.

Mientras en los procesos anaerobios las aguas se depositan en recipientes herméticos y se produce la digestión de la materia orgánica con producción de metano, en la floculación se inyecta aire por medios mecánicos en el interior de los tanques, favoreciendo la separación de los microorganismos.

Finalmente, el tratamiento terciario o avanzado reducirá la DBO, los metales pesados y otros contaminantes químicos específicos, además de eliminar patógenos y parásitos. La desinfección es una actividad clave en esta última fase para la que se suelen utilizar productos como el hipoclorito sódico. A día de hoy existen tecnologías innovadoras para la producción de hipoclorito sódico como la desarrollada por la empresa de ingeniería Kern S&D.

En México ya existen más de 2.300 plantas de tratamiento de aguas, siendo una de las últimas la inaugurada en Celaya, con una inversión de 338 millones de pesos. Se trata de la más grande de su tipo con una capacidad de procesamiento de 750 litros por segundo. Los beneficios son inmediatos pues el acuífero de Celaya dejará de padecer la sobreexplotación. Otro ejemplo reciente es la casi finalizada planta de Pajacuarán, con la que se evitarán infecciones y enfermedades, pues el agua para el riego de cultivos estará libre de contaminantes.

Fuentes: IDB | Tierraamor.org | Universidad de las Américas Puebla | Unión Guanajuato | Cambio de Michoacán | Flickr

Rate this post

Write A Comment

Guardar en Pinterest