Teletrabajo, la oficina en casaTrabajar desde casa tiene muchas ventajas, eso es innegable. Por un lado, el trabajador puede conciliar su vida familiar y laboral. La empresa también gana porque los empleados aumentan su productividad. Y el medio ambiente se ve favorecido porque se reducen los trayectos en transporte y, con ello, las emisiones de CO2. Sí, hasta aquí todo cierto. Pero también es verdad que el teletrabajo cuenta con esos efectos rebote, consecuencias no programadas que son dañinas para el medio ambiente. Por ejemplo, que un trabajador cambie la oficina varios o todos los días por su casa supone que el consumo energético de los hogares se dispare cerca de un 30%. Esto se debe a un esfuerzo extra por calentar/enfriar su casa durante más horas y al consumo de los aparatos electrónicos.

Los efectos «rebote» del teletrabajo

Eso no quiere decir que el teletrabajo suponga automáticamente un aumento de las emisiones de CO2, sino que en ciertas circunstancias, no es una alternativa tan «verde» como creemos. Los expertos del IET han identificado una serie de efectos rebote como el uso del vehículo familiar por otro miembro de la familia -por ejemplo, el hijo que acude a la universidad en el coche de su padre porque éste ya no lo usa- y el aumento de trayectos para otros menesteres, como realizar compras o hacer visitas. Si los trabajadores establecen su nuevo lugar de trabajo lejos de los núcleos urbanos en los que desarrollan estas otras actividades, los efectos positivos del teletrabajo se ven mitigados -e incluso anulados- por estos nuevos hábitos de transporte.

Otro campo a destacar del estudio del IET es la compra de artículos on line. La venta por Internet reduce el gasto de las distribuidoras puesto que se ahorra energía en el mantenimiento de espacios físicos -ya sean grandes superficies o pequeñas tiendas- pero también porque se reducen los trayectos, puesto que el comprador no tiene que desplazarse hasta el punto de venta y después regresar. Sin embargo, esta práctica también producir efectos negativos sobre el medio ambiente e, indirectamente, generar más emisiones de CO2. El estudio del IET muestra datos que apuntan que una compra por Internet sólo es rentable en términos medioambientales si la distancia que debería haber recorrido el usuario para hacer la compra físicamente es mayor de 50 kilómetros o si se entregan 25 artículos al mismo tiempo.

Si no es así, el ahorro energético que supone eliminar las tiendas y los gastos de almacenaje no podrán compensar el gasto energético y las emisiones de CO2 que se generan por repartir a domicilio un producto comprado en Internet que tal vez esté almacenado a cientos de kilómetros del domicilio del comprador.

El estudio no pretende desacreditar los buenos efectos para el medio ambiente que pueden suponer actividades «verdes» como el teletrabajo o la compra online, pero sí quiere advertir de esos efectos rebote de los que generalmente no somos conscientes, pero que también existen.

Fuentes: Elaboración propia / The Institution of Engineering and Technology (IET) / Flickr

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