Este Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO reúne 275 saltos de agua de hasta 70 metros de altura, diseminados en forma de media luna, lo que además facilita su disfrute. Desde el espectacular salto de La Garganta del Diablo al de San Martín, Bosetti, Dos Hermanas o Adán y Eva, pasando por los Tres Mosqueteros y Rivadavia, cada uno de ellos es un regalo para el alma que, incluso en las noches de plenilunio permiten vislumbrar el Arco Iris formado por la luz de la Luna.

Pero Iguazú, que aún conserva vestigios de antiguas misiones jesuíticas, no sólo es agua, es un majestuoso crisol de flora y fauna, un auténtico invernadero que alberga a casi 2.000 especies vegetales (orquídeas, helechos y el típico palo rosa), más de 400 especies de aves e infinidad de insectos (enormes y coloridas mariposas). Se trata de un espacio natural que ha devenido en refugio para algunas de las especies en peligro de extinción, como el yaguareté, algunas especies de monos, yacarés, serpientes, tapires y los coatíes.

Es posible realizar tanto un circuito superior (650 metros de recorrido que ofrecen una vista panorámica del conjunto de los saltos y del delta del río Iguazú), como uno inferior a través de una pasarela que se interna por debajo de los saltos, al corazón de las cataratas. Cuando se visite este escenario, considerado una de las Nuevas 7 Maravillas Naturales del Mundo, también es recomendable pasear por la Isla San Martín, la única del Iguazú Inferior, para disfrutar de su playa o escalar los 172 escalones de piedra que conducen a los saltos de agua.

Viajar a Iguazú es, además, sumergirse en otra culturas, visitar, por ejemplo, la aldea Yryapú para conocer la cultura guaraní o la aldea M’bya Guaraní Fortín M’bororé; dejarse caer por el Santuario Nuestra Sra. Del Iguazú con su cruz realizada con una enredadera o admirar el Museo Imágenes de la Selva con obras del artista autodidacta Rodolfo T. Allou.

Además, este espacio natural también se ha convertido en un ejemplo vivo de la sustentabilidad. Prueba de ello es la casa construida por unos artesanos a base de 1.200 botellas, 1.300 tetra-bricks de leche y vino y, para las ventanas, 140 cajas de CD-ROM. A ello se suma también, justo en el lado brasileño, la Represa Hidroeléctrica de Itaipú (“tierra que canta” en lengua guaraní) cuenta con una potencia instalada de 12.600 MW y 18 turbinas, capaces de generar el 95% de la energía consumida en Paraguay y el 25% de la brasileña.

Fuentes: Alta Twenergy | Iguazú Turismo | Iguazú Argentina | Twenergy  | Flickr | Flickr

 

 

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