Se calcula que el proyecto tendrá un coste estimado de 300 millones de shekels, o sea unos 60 millones de euros, que serán empleados en abastecer las necesidades de los alumnos de un Instituto de Ingeniería y dos Escuelas de Enfermería y Estudios medioambientales respectivamente.

La empresa constructora que ha ganado el concurso para levantar este campus ecosostenible ha tenido que pelear con otras tres candidatas a las que finalmente se ha impuesto gracias al diseño de un proyecto que respeta el paisaje y que, a diferencia de otros campus israelíes, está integrado en la naturaleza, rodeado de una arboleda de sicomoros y con vistas a un campo de dunas.

No es la primera vez que los israelíes demuestran su preocupación por las energías no contaminantes. Apenas hace un año, el instituto Technion de tecnología de Israel ideó una forma de aprovechar los atascos gracias a la piezoelectricidad, una propiedad que tienen ciertos cristales de polarizarse eléctricamente cuando son sometidos a presión, y a la inversa. Aplicando este principio lograron conseguir que cada kilómetro de autovía generase hasta 100 Kw durante las horas punta con un sistema bien sencillo: unas baterías de generadores colocadas en puntos clave de las carreteras y  tapadas con asfalto recogían la electricidad acumulada y la derivaban a una red de distribución. Ambas dos buenas ideas para aprovechar los recursos de nuestras ciudades.

Fuentes: TwenergyEl espectador / haaretz.com / Flickr

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