El mercurio es un metal sumamente tóxico y está considerado entre los 6 peores contaminantes del planeta. Su presencia se ha visto incrementada en estos últimos años y al ser un elemento que nunca termina de desaparecer del ambiente, si no se empiezan a tomar medidas cuanto antes, la situación no hará sino empeorar.

La combustión de carbón, la extracción de oro, o las centrales térmicas emiten a la atmósfera importantes cantidades de este peligroso metal, y como para tantas otras cosas, los países en vías de desarrollo son los más perjudicados. El mercurio se acumula en el cerebro y puede acabar manifestándose en forma de enfermedades neurológicas, pero también afecta a los riñones y pulmones. Es especialmente nocivo para bebés, niños y mujeres en edad fértil, embarazadas o en lactancia. Los seres humanos estamos expuestos a este peligro principalmente a través del consumo de agua y a la ingesta de pescados y mariscos. Según algunos de los científicos entrevistados por el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), el agua que consumimos en España “es de excelente calidad gracias a unos controles muy eficientes”, pero no todo el mundo tiene esa suerte.

Tras 4 años de negociaciones el pasado 19 de enero se acordó cerrar para el próximo mes de octubre la llamada Convención de Minamata, en honor a la ciudad japonesa en la que murieron cientos de personas por intoxicación de mercurio allá por los años 50, con la intención de pactar una normativa internacional común para reducir las emisiones de mercurio en el planeta.

Para calcular la cantidad de mercurio en el agua, científicos de la Universidad de Burgos han desarrollado un sistema rápido, cómodo y barato que consiste simplemente en sumergir durante 5 minutos una lámina que cambia de color al detectar  algo de mercurio, el estudio ha sido publicado en la revista Analytical Methods. Según explicaba a SINC José Miguel García, uno de los autores del proyecto, “Los cambios se aprecian a simple vista, y cualquier persona, sin conocimientos previos, puede saber si un recurso hídrico está contaminado con mercurio por encima de unos límites determinados”. Si la lámina se vuelve roja, significa que el agua excede los límites de mercurio establecidos por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de Estados Unidos. Para determinar con mayor precisión la cantidad, al fotografiar la lámina con una cámara digital como la del móvil, usando el software gratuito GIMP, se puede comprobar la concentración exacta del metal comparando los resultados con unos valores de referencia.

Fuentes: SINC / Flickr

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