Cal Ruget (Vilobí del Penedès, Barcelona)
El otoño en Penedès es sinónimos de vendimia. Por eso, durante esta época del año, hacer un recorrido enogastronómico por la región es una escapada idílica. Para dormir: Cal Ruget, en Vilobí del Penedès. Se trata del primer establecimiento rural con la certificación de Biohotel, lo que refleja su compromiso con la sostenibilidad y el cultivo de alimentos biológicos. A través de sus siete habitaciones promueven los productos de kilómetros cero, el uso de productos biodegradables, el reciclaje de residuos y la filosofía de slow travel. Tienen además viñedo y huerto propio.

Cortijo la Alberca (Níjar, Almería)
El Parque Natural de Cabo de Gata también es un destino otoñal perfecto. Aquí se encuentra el Cortijo La Alberca, una finca plagada de jardines, frutales y acequias. Con más de dos siglos a sus espaldas, esta antigua casa de labor incluye varias instalaciones sostenibles, como placas solares (cuya energía destinan a la calefacción) y una depuradora biológica de aguas residuales para su posterior uso en el riego.

Mas del Bot (Valderrobres, Teruel)
Otro lugar muy recomendable para ver cómo el otoño tiñe los campos de ocres y dorados es la región de Matarraña, en Teruel. Para dormir, la opción más sostenible es viajar hasta Valderrobres, donde se halla Mas del Bot, un hotel rural construido totalmente con balas de paja y maderas certificadas. Con un tejado hecho de tierra, en su construcción no se ha usado ningún tipo de químico ni pintura, sólo productos naturales. Cuenta además con un sistema geotérmico bajo el suelo que ayuda a climatizar todas las estancias.

El Hotelito (Navaluenga, Ávila)
Con vistas a la Sierra de Gredos, el Hotelito de Navaluenga es un coqueto alojamiento agro chic donde se dedican a cuidar la naturaleza con especial cuidado. Construido con madera, cuero y hormigón pulido, el hotel se integra a la perfección con las montañas que le rodean. Cuenta con un saloncito con chimenea donde calentarse si llega el frío. Tienen su propio huerto y gallinero,y su cocina –con toques nórdicos- es deliciosa y sobre todo muy natural. Organizan desde paseos a caballo, a catas de quesos o salidas para ver las estrellas.
 
Kaaño Etxea (Arrarats, Navarra)
Navarra es un destino que siempre apetece en otoño. Y la mejor forma de disfrutar de sus paisajes es una casa rural. Nuestra elección se encuentra en Arrarats, a 35 kilómetros de Pamplona. Se trata de Kaaño Etxea, un pequeño alojamiento diseñado con criterios bioclimáticos y según la filosofía Feng-Shui. Por ejemplo, las camas de sus cinco habitaciones están colocadas en los lugares más “sanos”. Promueven el uso de energías limpias y cuentan con una compostadora. En su cocina, sólo preparan comida saludable, la mayoría con productos de su propia huerta biológica. Toda una delicia.
 
Fuente: Traveler

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