Y, a medida que las cervezas artesanales y de autor han ido conquistando su puesto en el mercado, han ido abriendo también más puertas a nuevas maneras de entender esta bebida y de relacionarse con ella. No son pocos los bebedores que han querido – una vez que han probado el tirón de lo diferente – dar el paso desde simple consumidor a productor de su propia cerveza artesana.

Al fin y al cabo, la idea de producir uno mismo lo que bebe no es tan extraña ni tan exótica. En algunas regiones de España, en las zonas rurales, lo tradicional era tener uno su propio pequeño viñedo en la propia huerta y emplear esa limitada producción de uvas para hacer el vino que se consumía en casa. Muchas familias siguen todavía hoy bebiendo el vino que producen ellos mismos, como consumen otros muchos productos – desde fruta a los huevos de sus gallinas pasando por su propia plantación de patatas – que salen de sus propios terrenos.

Cierto es que para que tener un 'viñedo de autoconsumo' se necesita al menos un poco de terreno y después una cuanta maquinaria para convertir los racimos de uva en vino. Si se quiere hacer lo mismo con la cerveza, en realidad, no se necesitan tantas cosas.

El primer paso: escoger el kit para hacer cerveza

No es necesario invertir en barricas de vino, ni en las herramientas que harán el prensado o incluso en los alambiques que en algunas zonas se emplean para hacer luego aguardiente, sino que solo hay que hacerse con un kit de cerveza artesanal. Varias son las opciones, incluyendo diferentes elementos y en muchas ocasiones ya la cebada necesaria para producir un tipo concreto de cerveza.

En la Tienda Twenergy, por ejemplo, se puede encontrar el Kit de Cerveza IPA «India Pale Ale». Con él se puede crear este tipo de cerveza, de tradición inglesa y con una historia que se remonta al siglo XVIII y al comercio de cerveza con la India (de ahí su nombre y aquí el pequeño elemento de curiosidad histórica). Este tipo de cervezas son ahora también las favoritas de las microcervecerías y de los productores de cervezas artesanas.  De hecho, como explicaban en un análisis en Bonviveur, se tiende a confundir ya el término IPA con la idea de cerveza artesana (aunque en realidad cualquier cerveza puede ser artesana si se realiza de esa manera).

Dado que hay muchos tipos de cerveza y que estos vienen marcados por los ingredientes que se emplean, hay que tenerlo en cuenta a la hora de escoger qué kit se empleará para ello.

El siguiente paso: seguir las instrucciones y armarse de paciencia

Una vez que se ha escogido y comprado el kit hay que seguir las instrucciones que lo acompañan. Puede parecer una verdad de Perogrullo, pero es tan simple como esto: nuestro propio kit nos irá diciendo lo que tenemos que hacer y cuándo lo tenemos que hacer. Habrá que trabajar la cebada para que se 'malteé', será necesario convertirlos en el bagazo que servirá de base, habrá que añadir los ingredientes que ayudarán a fermentar la cebada y habrá que convertir el líquido en la cerveza que luego podremos beber.

Quizás el elemento más importante a estas alturas es tener en cuenta que la cerveza no se hará de un día para otro y que necesitará tiempo y una cierta dedicación. Todos los pasos tienen que ir haciéndose a su ritmo y no se pueden acelerar las cosas por arte de magia.

El último paso: disfrutar con los amigos

Y, una vez que se ha terminado el proceso de creación de la bebida y se han embotellado los resultados, llega el paso más importante de todos, el de degustar el producto. Solo hay que encontrar una ocasión especial para echar mano de la propia cosecha.

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