Según el INE encabezamos la lista de países donde más aumenta el hábito de comprar por internet, con un crecimiento interanual del 12,5% frente al 1,6% de otros países ya consolidados como Francia. Si tomamos como referencia la media de la UE, la mitad de la población ha comprado por internet en los últimos 12 meses. En España no andamos lejos, bailamos en torno al 32%.

Como no podía ser de otra manera, lidera la carrera el grupo gallego Inditex, cuyo negocio online supone el 20% de su crecimiento global. La venta por internet ha disparado sus ingresos un 42%, y representa un 3% del total de sus ventas, convirtiéndose en uno de sus principales motores de impulsión. Ojo al dato, la web de Zara es la tercera más visitada de nuestro país. 

Esta nueva realidad se suma a las consecuencias de las políticas de compresión económica del país y obliga al sector del retail a optimizar su rentabilidad para ser competitivo. Las directrices internas son claras y afectan a todas las áreas de la empresa, desde administración, pasando por compras, operaciones, obras y mantenimiento: hay que reducir costes. 

Como una solución entre las posibles propongo implantar una gestión energética integral por objetivos bajo el asesoramiento de profesionales con experiencia, dispuestos a compartir el desempeño y el éxito. Como en todo, hay que trazar un plan y seguirlo.  No basta con implantar puntualmente la tecnología fulanita con ahorros prometidos del 30%. Conviene ir más allá y tener en cuenta las condiciones particulares del sector, estudiar sus necesidades, hacer un análisis de partida, calcular el potencial de ahorro, estudiar la viabilidad técnico-económica de las medidas idóneas a implantar, verificar los ahorros conseguidos y hacer un seguimiento.  

Entremos en detalle. Por afinidad me voy a centrar en las tiendas de ropa y complementos. Las variables que influyen en el consumo energético de un establecimiento comercial son unas cuantas: la zona climática, horarios de apertura, cierre e iluminación de los escaparates exteriores, superficie de la tienda, de los probadores y el almacén, altura del techo (del falso y del real), escaleras mecánicas en continuo movimiento o no, ascensores, puertas siempre abiertas o que se abran cuando te acercas. Ah, y la afluencia. Que los sietes de enero somos más respirando dentro y no hay que olvidar la calidad del aire.

En este tipo de tiendas, el confort y la buena iluminación son primordiales para atraer a los clientes, aunque siempre hay excepciones de firmas que todo lo que ahorran en luz, lo gastan en decibelios. Los retail designers exigen índices de rendimiento del color y temperatura de las fuentes de luz lo más cercanas posible a la luz natural. Y es así para que no tengas que salir de la tienda y hacer saltar todas las alarmas para poder distinguir el “rosa coquilaje”, del color “maquillaje”, el “nude” o el ya obsoleto “topo”. La competencia es devoradora, en pocos años el sector de la moda ha pasado de dos colecciones anuales a seis mínimo y sigue increscendo… vivimos en una “nueva temporada” constante y cada matiz importa.

El primer paso para una gestión energética integral por objetivos, es pagar menos por la energía que se está consumiendo. Me sigo encontrando en mi camino profesional con empresas que pagan a ciegas para no quedarse sin luz y solo hacen un somero control contable o como mucho comparan con el mismo mes del año anterior, siguiendo procedimientos basados en hojas de cálculo interminables, con el consabido error humano que estos métodos rudimentarios pueden arrastrar.  

La compra de energía tiene que hacerse de forma inteligente, no se trata solo de negociar un buen precio. Hay que optimizar la potencia contratada, buscar la tarifa más adecuada, hacer los ajustes necesarios para no ser penalizado por el exceso de energía reactiva, intentar ajustar el consumo a los tramos horarios más baratos y realizar un seguimiento continuado de las facturas. Vale la pena además, estudiar en cada caso si comprando en el mercado diario de electricidad se ahorra más que comprando a un precio fijo. No es tan complejo si estás bien asesorado.

El segundo paso es reducir el consumo y para ello es fundamental monitorizar. No hay cirujano que opere sin saber cómo es el ritmo de los latidos del corazón de su paciente. En el mercado hay soluciones que no requieren inversión, que permiten analizar con facilidad la curva de carga y detectar consumos anómalos y latentes, información que combinada con un buen diagnóstico del contenido y el continente de las tiendas, posibilita determinar qué medidas de ahorro son las más rentables. 

Ahorrar energía es una forma directa de reducir costes y también una cuestión de responsabilidad. El mundo del retail es un escaparate a la sociedad, un canal directo de comunicación con el ciudadano para concienciar sobre los beneficios de disminuir el impacto ambiental de nuestros hábitos cotidianos.

Pongo como ejemplo otra empresa de moda gallega que lleva impreso en su ADN la sostenibilidad. En el faldón de los mostradores de las tiendas de Adolfo Domínguez, puede leerse que consumen energía 100% verde, es decir, procedente de fuentes renovables. Con esta iniciativa van a dejar de emitir las mismas toneladas de CO2 que se gastan en dar la vuelta al mundo 558 veces en coche. Su filosofía se extiende a ofrecer a sus clientes la línea de complementos veganos “Green me” cumpliendo con su política de bienestar animal, y cuidan hasta el último detalle utilizando bolsas y etiquetas de origen sostenible. Confieso ser tan fan de AD que he escrito este post desde el lobby del piso superior de su tienda de Serrano en Madrid, lugar por cierto, muy recomendable.

Remato la costura de este post, con algo que suele decirme mi sabia madre, que resume mi propuesta: “Hija, antes de coser, tienes que sobrehilar para que luego no se deshilache la tela”.

Fuentes: Flickr

Rate this post

Write A Comment

Guardar en Pinterest