Un reciente informe de CECREDA (Centro Estratégico para el Crecimiento y Desarrollo Argentino) revela que, a pesar de que la aportación de la energía eólica únicamente ronda un 12% del total de las renovables –el segundo por su aportación-, su potencial es mucho mayor, especialmente en regiones como Patagonia, donde estos recursos son inagotables gracias a contar con uno de los tres corredores eólicos más importantes del mundo.
Precisamente para no desperdiciar esta ventaja, el Gobierno promovió la Ley 26.190 cuyo objetivo es lograr hasta 2016 una contribución de las fuentes de energías renovables hasta alcanzar el 8% del consumo de energía eléctrica nacional. Dicho de otro modo, el Gobierno otorgó a las energías renovables el carácter de interés nacional.
Como parte fundamental de este esfuerzo surgieron programas como GENREN I (Generación de Fuentes Renovables), a partir del cual se aprobaron hasta 32 proyectos privados con una capacidad de 895MW; y GENREN II, que superó los 1.208MW.
Tal y como se deriva de las opiniones de numerosos expertos recogidas en el informe de CECREDA, una de las claves para el crecimiento de esta energía limpia pasa por el establecimiento de un marco normativo legal adecuado, con incentivos a los inversores para que inviertan en este sector. Así se desprende de experiencias exitosas en otros países como Alemania, por ejemplo, en donde es clara la importancia de un marco que brinde estabilidad, transparencia y continuidad a la normativa y al proceso de implementación.
En esta misma línea, es preciso no descuidar la construcción de infraestructuras, no sólo en materia de plantas de energía, sino también de nuevas líneas de alta y media tensión que garantice el transporte de la energía generada desde el sur hacia el norte y hacia las zonas de aglomeración del país.
Sin embargo, el informe llama la atención sobre la necesidad de fomentar el desarrollo técnico para evitar que, como sucede en la actualidad, la fabricación de instalaciones eólicas requiera de materiales nocivos para el medio ambiente. Sólo de este modo será posible crear un sistema que propenda a que las energías renovables puedan competir con las convencionales, proceso en el que el consenso y la concientización de la sociedad serán fundamentales.
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