El turismo sostenible es un concepto que cada día cobra más relevancia a consecuencia de la búsqueda del equilibrio perfecto entre los beneficios que reporta esta actividad y el cuidado de los activos socioeconómicos, culturales y medioambientales. España es uno de los países en el mundo que más turismo recibe cada año, con más de 75 millones de turistas en 2016 según la OMT, y en concreto las Islas Baleares con un volumen aproximado de 15 millones de personas. Esta cifra responde a la oferta que islas como Mallorca, Ibiza o Menorca ofrecen a turistas de todo el mundo entre las que se encuentra su biodiversidad, la gastronomía o la cultura que les caracteriza.

Por ello, el gobierno balear se ha visto en la necesidad de ofrecer alternativas turísticas que ayuden a la correcta gestión de estos activos, es decir, una oferta turística más sostenible que tiene como objetivo la protección y el mantenimiento de lo que le caracteriza a las islas como destino turístico mundial. Muchos son los aspectos negativos que pueden derivar de una mala gestión turística, entre otros, la destrucción del medioambiente, la desaparición de las tradiciones culturales o un desigual desarrollo económico.

Las medidas que pueden paliar el impacto negativo que supone el turismo en las islas son diversas, destacando una que se empezó a aplicar desde el 1 de julio de 2016, le ecotasa. Este impuesto de turismo sostenible trata de compensar la ingente cantada de visitantes que reciben de tal forma que lo recaudado puede reinvertirse en la mejora de la infraestructura y el ecosistema.

¿En qué consiste la ecotasa?

El impuesto sobre el turismo que plantea el gobierno balear está dirigido a todos aquellos visitantes, extranjeros o nacionales, que se alojen en hoteles, residencias o chalés por el que tendrán que pagar una tasa que oscila entre los cincuenta céntimos y los dos euros en función de la categoría del alojamiento y del tiempo de estancia. Por otro lado, los menores de 14 años no tendrán que abonar dicha tasa y durante los meses de temporada baja el importe a pagar se reducirá a la mitad. Con esta medida el gobierno quiere hacer hincapié en el hecho de que la tasa servirá para mejorar el modelo turístico y la industria en general sin que afecte a la economía de los residentes.

Partidarios y detractores

Aunque a prior la medida puede parecer una solución al gusto de todos, desde el sector hotelero se quejan de las consecuencias negativas que  conlleva un impuesto a los turistas. Desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca afirman que la tasa supondrá un escollo para la competitividad de las islas a corto, medio y largo plazo lo que puede suponer una reducción en los ingresos procedentes de esta actividad. Por otro lado, desde el sector más ecologista afirman que lo recaudado debería estar destinado única y exclusivamente al cuidado y la protección del medioambiente, siempre tan expuesto por el impacto del turismo en la zona.

A pesar de las opiniones a favor o en contra, este impuesto supone un importante paso hacia delante en la consecución de un modelo de turismo sostenible que pueda servir de ejemplo en un futuro. Las islas son un importante bastión dentro del turismo español y como tal se debe invertir en un modelo eficiente que ayude a protegerlas sin que dieran un ápice las cualidades que las convierten en un imán turístico.

Fuentes: Elaboración propia / Ibestat / El Mundo / UIB

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