Esta es una de las conclusiones a las que llegó el Centro Nacional de Energías Renovables

(CENER) durante el Congreso “Foro de transiciones globales hacia bajas emisiones de carbono”, celebrado en Tampere, Finlandia.

Florencio Manteca, director del departamento de Energética Edificatoria del CENER, insistió durante el Congreso en la necesidad de convertir las ciudades en mejores lugares para vivir. La mejor forma de hacerlo es a través de la movilidad sostenible, la integración de las energías renovables y la rehabilitación energética de los edificios. El objetivo deseado en este último aspecto es conseguir vivir en zonas urbanas donde se alcancen los estándares de edificio de energía casi nula (nZEB) o balance energético cero, considerados el futuro de la construcción sostenible.

El técnico del CENER presentó durante el Congreso los primeros resultados del Proyecto EU Gugle, un proyecto pionero en Europa donde seis ciudades llevan a cabo la rehabilitación energética de 226.000 m² de viviendas. De esta manera, Viena (Austria), Aquisgrán (Alemania), Milán (Italia), Sestao (España), Tampere (Finlandia) y Bratislava (Eslovaquia) se han comprometido a renovar parte d

e su espacio habitable durante los cinco años que dura el proyecto. Gotemburgo (Suecia) y Gaziantep (Turquía) también participarán en el plan como ciudades asociadas.

Los ahorros que están demostrando los primeros resultados de este proyecto son importantes: cada zona alcanzará un ahorro de energía primaria de hasta un 80%. Además, este ahorro energético se verá beneficiado con la incorporación de un 25% de nuevas energías renovables.

El ciudadano vive mejor con la rehabilitación energética

Rehabilitar un edificio con criterios sostenibles supone una mejora de calidad y confort para sus habitantes. De forma inmediata, se nota en el bolsillo, ya que el ahorro energético se traduce directamente en facturas de luz y gas más bajas. Pero también se nota en el día a día. Mejorando la eficiencia energética del hogar se mejora el aislamiento, se optimiza la entrada de luz natural y la ventilación, se reduce la contaminación acústica e incluso el aire que respiras es más sano. Todas estas medidas aumentan de forma importante el bienestar del ciudadano, al mismo tiempo que se reducen las emisiones de dióxido de carbono que se emiten a la atmósfera. Aquí todos ganan, incluido el medio ambiente.

Si Europa quiere conseguir un ahorro energético del 20% para 2020, las ciudades deben llevar a cabo estrategias de eficiencia energética que tengan muy en cuenta el parque inmobiliario sin reducir la calidad de vida y el confort de sus habitantes. El Proyecto EU Gugle es un gran paso cuyo ejemplo debería extrapolarse al resto de ciudades europeas.

Fuentes: cener.com | eu-gugle.eu | wwf.es

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