¿Puede un ama de casa desde su cocina abastecer el consumo de un auto? Esa es la idea que persiguen los planes de recolección y recuperación de aceites vegetales usados que son, paradójicamente, uno de los contaminantes más potentes para el agua y que, reciclados pueden convertirse en energía renovable y limpia.

Según datos de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, el consumo anual en Argentina de aceite de girasol y soja es de 15,2 litros per capita en promedio, lo que permite confirmar que el volumen disponible para recolectar y reciclar es muy importante.

Más si se tiene en cuenta que por cada 1,2 litros de aceite usado se obtiene 1 litro de biodiesel luego del procesamiento industrial.

Desde 2008 en la provincia de Buenos Aires funciona un plan, al que ya han adherido 105 municipios, por el cual el aceite usado es recuperado en casas y restaurantes de las ciudades y es reconvertido.

La iniciativa involucra a la comunidad educativa, ya que son las escuelas las que juntan y reciben el material que luego se vende a la empresa que lo recuperará. El beneficio por cada litro de aceite usado que se vende ($ 0,5 unos 3 centavos de euros) se destina a las cooperadoras de las escuelas públicas para mejora en las instalaciones. Los restaurantes que se unen al plan, que son los mayores aportantes del aceite donan a cada escuela el resultante de la venta.

“El PlanBio es un programa destinado a generar biodiesel a partir de aceite vegetal usado. Ya se han convertido más de 4.000.000 de litros de aceite en energía, con más de 105 municipios adheridos y más de $2.000.000 (unos 170.000 euros) donados a centros de acopio primarios, entidades sociales de beneficencia comunitaria y actor fundamental en el proceso”, explicó Martín Gorosito, subsecretario del Organismo para el Desarrollo Sostenible bonaerense (Opds).

La ciudad de Ituzaingó, al oeste del conurbano bonaerense, es uno de los municipios que ha adherido al plan. En ese distrito hay cuatro escuelas que funcionan como lugares de acopio primarios y unos 30 establecimientos gastronómicos que aportan al plan. Luego es comprado por una o varias empresas que recuperan ese material y lo convierten, principalmente en biodiesel.

Estela Saucedo, directora de la escuela primaria Nº10 Alas Argentinas de Ituzaingó es una de las promotoras de este proyecto: «La escuela está adherida al plan y lo que hacemos es explicar a los alumnos y a su familia los beneficios que tiene recuperar el aceite que usan en sus casas. Lo traen en botellas cerradas y luego la empresa los viene a buscar».

“El aceite luego de usado resulta en un residuo que aunque biodegradable, presenta dificultades para su disposición final, generalmente termina siendo el suelo y el agua a través de las redes cloacales domiciliarias. Con la finalidad de contribuir a disminuir ese impacto, se propone la puesta a prueba de una tecnología de bajo coste para reciclar el aceite vegetal usado, cuyos nuevos productos serán biodiesel, glicerol y jabón líquido”, indicaron en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

El biodiesel es un biocombustible que puede ser usado en los motores diesel sin mayores cambios (mangueras de goma por mangueras de teflón, y cambiar los mecanismos de bronce de algunas viejas bombas inyectoras por acero u otro material que no sea afectado por lo corrosivo del biodiesel).

En la Argentina desde 2010 rige el régimen de regulación y promoción para la producción y uso sustentables de biocombustibles por el cual es obligatorio que todo el combustible diesel que se consume en el país tenga un corte del 5% de biodiesel; combustible al que tradicionalmente se lo denomina B5. Actualmente, los niveles de corte del gasoil se han ampliado al 7%.

María Marta Di Paola, Economista Ambiental del Área de Cambio Global de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (Farn), detalló en el Informe Ambiental del año pasado: “Argentina ha experimentado un crecimiento exponencial en la industria del biocombustible, pasando en 6 años de tener un tamaño marginal a convertirse en el primer exportador mundial de biodiesel en base de soja. Actualmente la totalidad de la producción argentina de biocombustibles se realiza principalmente sobre la base de aceite de soja (biodiesel) y un mínimo porcentaje sobre la caña de azúcar (bioetanol)”.

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