Costa Rica es un país que en 51.100 km2 encierra aproximadamente el 5% de la biodiversidad del planeta. Esta riqueza ambiental que ha forjado parte de su identidad como país y dirige gran parte de su agenda pública, a la vez representa un reto, pues pese a tener más del 27% del territorio nacional protegido bajo la figura de los parques nacionales, persisten problemas de educación ambiental  que salen a la luz bajo situaciones de domesticación de los animales silvestres, el tráfico ilícito de especies  y las agresiones.

Estos tres componentes que han visibilizado la problemática de educación ambiental tienen un denominador común; cientos de animales que no pueden regresar a su hábitat natural y necesitan rehabilitación y cuidados especiales. Algunos son devueltos de entornos domésticos, otros fueron incautados al tráfico ilícito y en peores casos, muchos tantos fueron víctimas de agresiones. De allí salta la interrogante: ¿a dónde van los animales cuándo son las víctimas?

Rodolfo Vargas, fundador del Refugio Herpetólogico, entendió que en la capital del país no existían espacios similares y atendiendo a esta necesidad imperante creó el refugio, un espacio en el corazón de la Gran Área Metropolitana del país que funciona con donaciones y  en el que diariamente conviven más de 40 especies diferentes de animales silvestres.

El refugio tiene un staff y voluntarios que lo mantienen en funcionamiento, su labor titánica existe con el sustento de donaciones y con el pago de  tours guiados a través del refugio, los cuales son una experiencia rica en  educación ambiental y lejos de simular un zoológico, permiten adentrarse en la vivencia única  de cada especie.

Cada uno de los moradores del refugio tiene una historia, un trasfondo y un reto por superar, la meta última de acuerdo con Vargas, es que puedan regresar a la naturaleza, lo cual se logra en el 75% de los casos. Sin embargo, el trauma de sus historias en muchos casos les persigue, en el caso de Alik, una manigordo hembra, fue el trágico encuentro que le dejó secuelas de por vida en su mandíbula; como ella muchos son pateados, golpeados y electrocutados sin piedad, bajo el crimen único de vivir en vecindad con los humanos.

“La primera herramienta para la conservación a nivel mundial se sabe que es la educación ambiental, por eso tenemos que tratar de dar más información a los niños, adultos y adultos mayores y tratar de que entiendan que un ecosistema equilibrado es la mejor manera que tenemos para sobrevivir nosotros los humanos. Por eso tenemos que tener educación ambiental como forma de vida y ayudar al medio ambiente”, puntualizó Vargas.

 

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