Røros es un antiguo pueblo minero de Noruega, cuyo pasado vinculado a la explotación de los yacimientos de cobre descubiertos en el siglo XVII le ha conferido una fisionomía de gran belleza. Así, esta pintoresca localidad conserva unas dos mil casas de madera que evocan la época medieval. Y es precisamente por ese preservado conjunto urbano por el que Røros fue nombrado Patrimonio Mundial de la Unesco en 1980.

Esta temprana distinción coincide con otra también muy significativa: Røros fue uno de los cuatro primeros destinos que lograron la calificación de eco-sostenible en Noruega. Es decir, fue pionero en lanzar una industria comprometida en generar ingresos y emplear a la población, dejando un impacto mínimo en el medioambiente y la cultura local.

Noruega es, a su vez, el primer país del mundo que reguló el turismo sostenible. Así, con el apoyo público, la región ha emprendido diversos programas con la sosteniblidad como objetivo. Entre éstos destacan «Røros Host», un programa de formación para la población en materia de turismo y servicios basado en la hospitalidad y la formación de la historia y cultura local; otro centrado en las tradiciones gastronómicas -de Røros provienen muchas de las mejores materias primas del país, base de la tan de moda nueva cocina nórdica-; así como el proyecto que involucró a estudiantes universitarios, quienes diseñaron el mobiliario urbano de reciclaje de esta pintoresca población.

Para Hilde Bergebakken, responsable de desarrollo de este proyecto, el planteamiento de Røros como destino sostenible surgió de “modo natural”. Y es que aquí, al comienzo, no había nada -salvo un puñado de familias sami, los habitantes indígenas de Escandinavia- y todo lo ha producido el hombre apoyándose en la naturaleza. Para su población “es natural, por tanto, ser cauto con el uso de los recursos naturales”. 

Hoy es posible ver cómo viven los samis en Rørosrein (www.rorosrein.no), el proyecto de una familia pastora de renos,  que divide su vida aquí y en las montañas, de acuerdo al calendario natural de estos animales. De ellos, se obtiene una carne de alta calidad y aquí, en su centro a las afueras de la localidad, es posible comprarla, así como conocerlos y dar un paseo con ellos en un trineo.

En trineo
Los trineos, de hecho, son el medio de transporte habitual y tradicional de Røros. Además de la mejor alternativa sostenible a los vehículos. Éstos están disponibles en la mayoría de los hoteles y también pueden solicitarse en la Oficina de Turismo. 

Pero Røros también es conocida por la carrera de trineos de perros que cada año aquí se celebra en el mes de febrero. Uno de los mushers que no se la pierde (también ha hecho expediciones, como la que recreó la carrera de Amundsen en el Polo Sur para la BBC) es Ketil Reitan. Nacido en Noruega, vivió seis años en un poblado inuit de Alaska. Hoy regenta una de las primeras compañías ecosostenibles de Noruega: Alaskan Husky Tours (www.huskytour.no), que brinda una experiencia realmente inolvidable: descubrir la inmensidad de la naturaleza desde un trineo de perros.

 Y es que la sostenibilidad turística no sólo beneficia a la población local, sino que procura una experiencia viajera mucho más auténtica. Prueba de ello, son también los galardones que Røros ha recibido a nivel global y que evidencian que la mejor forma de descubrir un apasionante pasado es cuidando el futuro. 

Más sobre Røros como destino ecoturístico aquí

Rate this post

Write A Comment

Guardar en Pinterest