¿De qué estamos hablando?

Similar al etiquetado energético de los electrodomésticos, este certificado asigna a cada edificio una Clase Energética de eficiencia, que variará desde la clase A, para los energéticamente más eficientes, a la clase G, para los menos eficientes.

La obligatoriedad la tiene el propietario del inmueble que debe encargar el certificado y conservarlo. Así mismo será obligatorio incluir la etiqueta en toda la publicidad que se haga del piso/local. El comprador/arrendador tiene el derecho a exigir este certificado. Tiene validez de 10 años, tras los cuales se deberá renovar. También se puede renovar antes si se han acometido medidas de mejora y voluntariamente se quiere reflejar en el certificado.

¿A quién recurrir?

La certificación supone una inspección del inmueble por un técnico cualificado. Se comprobarán los elementos constructivos y su composición, los huecos, carpinterías y sistemas de calefacción y refrigeración. Así mismo si no se dispone de planos de la vivienda será necesario efectuar algunas mediciones. Los precios del certificado van desde unos 250€ para una vivienda individual perteneciente a un bloque, hasta los 3.000€ para un edificio de viviendas entero, dependiendo del tamaño y la complejidad. Hablamos de precios aproximados tomando como referencia otros países.

Una vez obtenida la calificación energética, ésta deberá registrarse en el órgano competente de su Comunidad Autónoma, ya sea la agencia de la energía correspondiente o la Dirección General de Industria o Consejería.

Actualmente (datos de mi gremio) más de 1.500 ingenieros industriales se han formado en Certificación Energética de Edificios, entiendo que arquitectos serán otros tantos o más. Basta con entrar en cualquier buscador de internet para encontrar profesionales dispuestos a ayudarte.

Desde el pasado agosto el IDAE reconoció e hizo públicos los procedimientos informáticos CE3 y CE3X, que permiten certificar. Estos programas son gratuitos y junto con sus manuales pueden descargarse visitando la página web del Ministerio de Industria, Energía y Turismo.

Adicionalmente, las herramientas informáticas aportan medidas de mejora de la eficiencia energética y permiten la definición de conjuntos de medidas por parte del técnico certificador, así como la realización de un análisis económico de estas medidas a partir de los costes de inversión, los ahorros de energía conseguidos y las facturas reales de energía del edificio. Con esta información el propietario del edificio podrá valorar y acometer, voluntariamente, acciones de renovación con el objeto de mejorar su calificación energética.

El gobierno calcula que esta normativa conllevará ahorros anuales de aproximadamente 32.000 tep, suponiendo que se realizaran actuaciones de mejora de la eficiencia energética en un 10% de los edificios certificados y se consiguiera un ahorro medio de un 20% con las medidas que se adopten.

Asignatura pendiente

El siguiente paso será que todas las CCAA tengan habilitado el registro de certificaciones energéticas, para que todo lo anterior sea posible.

Recomiendo escuchar de fondo “Desde cuando te estaré esperando” de Alejandro Sanz. La letra refleja el sentir de un sector que lleva años esperando que se apruebe esta reglamentación. Según la Ley de economía sostenible, tendría que haber sido aprobada a más tardar en septiembre del 2011, aun habiendo cumplido con ese plazo ya llevábamos un retraso en la transposición de la Directiva por el que desde Bruselas nos habían sacado tarjeta roja. En los últimos meses la eterna publicación inminente empezaba a parecerse al cuento de Pedro y el lobo, finalmente, ya está aquí, ya llegó, ya aterrizó. Nuestros países vecinos llevan tiempo emitiendo certificados, tanto en Italia, como Francia y Portugal, la calificación energética de una vivienda es una más entre las características de los anuncios de compra, venta y alquiler, junto con los metros cuadrados o el coste de la comunidad.

Tienes más información concreta y detallada en nuestro artículo Certificado de eficiencia energética para edificios existentes.

 

Dedico este post a Servando Álvarez, Catedrático de la Universidad de Sevilla, una de las personas clave que han hecho posible que la certificación energética de edificios en España sea hoy una realidad. Si tenéis ocasión de asistir a alguna de sus conferencias, os rendiréis como yo a su elocuente arte y rigurosidad. Y olé.

Fuentes: Twenergy / imagen extraída de IDAE

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