¿Qué son y para qué se utilizan?

Las “tierras raras” son 17 elementos de la tabla periódica utilizados en la fabricación de aparatos electrónicos por sus propiedades singulares, que hoy en día los hacen indispensables en la fabricación de alta tecnología.

Se utilizan en cristales de láser, dispositivos ópticos-magnéticos para almacenamiento de datos y algunos también son utilizados en radiodiagnóstico por su capacidad fosforescente para intensificar la imagen.

Además, se utilizan para aplicaciones que ayudan al medio ambiente como son los aerogeneradores, paneles fotovoltaicos, iluminación LED o baterías de coches eléctricos.

El europio, por ejemplo, es uno de esos elementos utilizado en las lámparas fluorescentes, los monitores de ordenador o los móviles, y del que aún no se ha encontrado sustituto. Su producción mundial procede 99.9% de China, donde la legislación ambiental es más permisiva.

Impacto sobre el medio ambiente

El nombre de “raras” no se debe a que sean poco abundantes en la naturaleza, sino a su dificultad de extracción.

Para su obtención es necesario extraer gran cantidad de terreno en minas a cielo abierto y aportar productos químicos muy contaminantes, algunos de ellos incluso, radioactivos. De hecho, por cada tonelada de “tierras raras” extraídas, se producen alrededor de 12.000 metros cúbicos de gas residual peligroso, como puede ser el ácido sulfúrico, 75.000 litros de agua residual ácida y cerca de una tonelada de residuos radioactivos.

Por tanto, las consecuencias de la extracción y el procesamiento de las tierras raras son:

  • Desaparición de la vegetación de la superficie que limita la mina y alrededores
  • Contaminación por elementos radioactivos
  • Contaminación del aire, tierra y agua circulantes
  • Afección a la agricultura y la ganadería.

Además, en países como China, es normal el uso del agua contaminada en la agricultura y para consumo humano, por lo tanto, la salud de las personas se verá también gravemente afectada.

Dispositivos como los móviles contienen una cantidad de tierras raras tan pequeña que hace imposible su aprovechamiento para reciclaje. Por tanto, ¿debemos plantearnos la frecuencia con la que sustituimos el teléfono móvil por otro nuevo?

Fuente: Elaboración propia/ Flickr

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