Emium, cuyas siglas se corresponden con Envase Modular Interconectable de Usos Múltiples, viene a ser un envase con forma de ladrillo, como una pieza gigante de uno de esos juegos de construcciones para niños. Se trata de un invento cien por ciento argentino que cuenta en su haber con una larga lista de reconocimientos nacionales e internacionales.

La forma de Emium, con orificios y salientes repartidos por cada una de sus cuatro caras rectangulares, permite que los envases sean encastrables unos con otros, brindando así la oportunidad de ser reutilizados con los más diversos propósitos. Ni siquiera es necesario introducir un nuevo elemento para ensamblar estos bloques, de manera que resulta mucho más sencillo diseñar las construcciones.

Mesas, estanterías, sillas o, incluso y por qué no, viviendas pueden ser armadas a base de Emium con mucha facilidad. En el caso de los envases transparentes, por ejemplo, es posible levantar muros que dejan pasar la luz al tiempo que constituyen una buena estructura termo-aislante. Una opción muy buena para, por ejemplo, construir invernaderos.

Las ventajas saltan a la vista, puesto que no sólo evitamos el proceso de reciclaje de las botellas –con el consiguiente ahorro energético que ello implica- sino que a través de su aprovechamiento prescindimos de otros materiales que quizás fueran más contaminantes.

Emium puede fabricarse con todo tipo de plástico, desde PET a PVC o polietileno, siendo ideal para el envasado tanto de líquidos (agua, zumos, lubricantes…) como de sólidos (cereales, condimentos, golosinas…). Además, al estar fabricados con plástico, las formas que puede adoptar el envase son de lo más diversas (prismas, cubos, cilindros…).

Los beneficios de Emium no sólo se traducen al reciclado de los envases una vez que el contenido de éstos se ha consumido, sino que también desde el punto de vista logístico trae ahorros de costos consigo. A fin de cuentas y aprovechado su facilidad e encastrado, es posible ensamblar grandes bloques de Emium sin necesidad de cinta de embalaje para su transporte. Asimismo, las labores de fabricación, llenado y palletizado también se ven beneficiadas, permitiéndose el estibamiento tanto vertical como horizontal.

En cuanto al coste de cara al consumidor final, es cierto que estos envases resultan un poco más caros que los tradicionales, pero dada la concientización creciente en favor del cuidado del Planeta, los estudios ya revelan que los consumidores están dispuestos a pagar incluso un 15% más por Emium por los beneficios que le acompañan.

 

Fuentes: EcoInventos | Emium | Instituto Nacional de Teconología Industrial | Clarin

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