El pasado mes de julio el consumo eléctrico se incrementó un 4,7 por ciento interanual, lo que según declara la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec) deja a julio como el mes de mayor demanda en lo que va de año. En los primeros siete meses del año ya se acumula un incremento del 5 por ciento interanual.

En este contexto, la energía hidráulica en Argentina únicamente está aportando a la matriz energética el 4,3% del total, pero en la próxima década podría escalar hasta el 41%. Así lo estima el Programa Nacional de Obras Hidroeléctricas, que afirma que Argentina tiene en uso sólo una quinta parte de sus recursos hídricos técnicos y económicamente explotables para la generación energética.

Sin embargo, la apuesta decidida por esta energía limpia, prevé que la potencia instalada y energía media anual que aportarán la totalidad de las presas netamente argentinas serán respectivamente nuevos 9.403 MW y 30.916 GWh, entre ésta y la próxima década. En esencia, se trata de diversificar la matriz energética nacional, combinando eficiencia energética con generación limpia.

Ya se están comenzando a percibir muchos cambios y un claro viraje de estrategia en la que la energía hidráulica gana protagonismo. Así, acaba de ponerse en marcha la represa Punta Negra en San Juan, que será capaz de aportar una potencia de 65 MW, dinamizando además el sector agrario con un incremento de 12.000 hectáreas del área cultivable.

No es el único avance, puesto que este mismo año la energía hidráulica en Argentina atrajo, incluso, a la inversión extranjera. Es el caso de Santa Cruz, que gracias a la inversión china arrancó las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz, que permitirán adicionar al Sistema Interconectado Nacional una potencia instalada de 1.740 Mw y una energía media anual de 5.246 Gwh.

Este impulso de la energía hidráulica en Argentina, para lo que es preciso la construcción de nuevas represas, no sólo está dando un vuelco a la composición de la matriz energética, desterrando poco a poco a los combustibles fósiles (ahora superan ampliamente el 80% de la matriz), sino que además genera empleo. Según los expertos, las nuevas represas de Santa Cruz, Mendoza, San Juan, Neuquén y Entre Ríos podrían generar 12 mil trabajos directos.

Por otro lado, desde el Gobierno de la nación, tampoco se descuida la integración eléctrica entre Argentina y Brasil, que puede jugar un papel fundamental en la redefinición de la nueva matriz energética argentina. Las megarrepresas binacionales, como es el caso de Garabí y Panambí con Brasil o de Corpus Christi con Paraguay, pueden llegar a incrementar la capacidad instalada a 16.000 MW en 2025. Ya existen experiencias exitosas de estas represas binacionales y prueba de ello es Salto Grande sobre el río Uruguay, que data de 1979 y genera 6.900 GW/h de energía media anual.

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