El Banco Interamericano de Desarrollo se suma a esta corriente de estimaciones y sostiene que en América Latina y el Caribe ya existen 500 centros urbanos de más de 100.000 habitantes. Si queremos huir de la hacinación y, sobre todo, de la pérdida de calidad del aire y el agua –lo que deriva en enfermedades-, es imperativo un planeamiento que haga frente a la explosión demográfica.

Esa es la clave de las ciudades sustentables, capaces de soportar su crecimiento sin perjudicar el ambiente. Los ingredientes de la receta para alcanzar este objetivo son más sencillos de lo que pudiera parecer. Promover los espacios verdes que actúen como amortiguadores de la contaminación atmosférica vehicular es un primer paso. Y para reducir esos malos humos de los autos, contar con sistemas de transporte público eficientes, así como promover el uso de la bicicleta, son buenos remedios.

Asimismo, una de las asignaturas imprescindibles para las ciudades sustentables es una correcta gestión de los residuos sólidos urbano, impulsando el reciclaje y acabando con los basurales a cielo abierto. Recordá que esto empieza en casa, reduciendo y separando los residuos para reciclar. Las energías renovables, especialmente la energía solar, son otra de las piedras angulares de las ciudades sustentables, junto a los planes integrales de ahorro de agua y su saneamiento.

Aplicar estas recetas no es una misión imposible y ya existen ejemplos de buenas prácticas por todo el mundo. Así, la ciudad brasileña de Curitiba apostó por impulsar los espacios verdes y su drenaje natural para acabar con las terribles inundaciones que sufría.

En cuanto a las energías renovables, Reykjavik (Islandia) es otro buen ejemplo. Ante la falta de sol, la ciudad apostó por otra energía renovable aprovechando la actividad volcánica de sus tierras: ahora, el 95% de su energía proviene de la matriz geotérmica. La ciudad de Masdar, en Emiratos Árabes Unidos también camina hacia los primeros puestos del ranking de ciudades sustentables, con la complejidad añadida de estar en el desierto. Allí, además de un uso intensivo de las energías renovables, no circulan autos, sino un tren ligero.

En Europa, los países nórdicos son los que puede presumir más de ciudades sustentables, posiblemente con Copenhague liderando, donde son obligatorios los techos verdes como medida de arquitectura sustentable. De este modo, se contribuye a absorber el 80% del agua de lluvia reduciendo los riesgos de inundaciones, regulan la temperatura de estas islas de calor que son las urbes y protegen a la edificación de los rayos UV.

Al otro lado del mundo, Tokio ha reducido el desperdicio de agua hasta en un 60% gracias sus redes de distribución y en el Iberoamérica, destacan ciudades como Medellín, que se ha volcado con las ciclovías como medio de transporte verde o Sao Paulo que puede presumir de contar con un cinturón verde a las afueras de la ciudad declarado Reserva de la Biósfera. En la Argentina, destacan los esfuerzos de Rosario con su iniciativa STS Rosario (Soluciones Tecnológicas Sustentables) o Buenos Aires con sus planes de movilidad para bicicletas o su sistema de reciclaje selectivo de residuos.

Fuentes: Negocios verdes / Eurpopa en verde / Flickr

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