Las casas ecológicas han ido ganando adeptos en los últimos años, no sólo entre los arquitectos y constructores, sino también en el ciudadano de a pie. La máxima es aprovechar todo cuanto se puedan los recursos naturales para, de ese modo, respetar el medio ambiente.

En contra de lo que muchos piensan, esta filosofía de construcción no tiene por qué estar reñida con los avances en tecnología y materiales. Al contrario, determinadas técnicas o productos pueden contribuir a un mejor aprovechamiento energético cuando la vivienda esté construida, bien sea en lo que al aislamiento se refiere o a su climatización, por ejemplo. Dicho de otro modo, una casa ecológica no tiene por qué está construida de adobe o de botellas de plástico.

Además, la aplicación de materiales más avanzados en la construcción también tiene sus ventajas. Y es que, por lo general y aunque materias como la madera se procesen de manera que ofrecen más resistencia, por lo general aguantan peor los envites de la naturaleza, como las tormentas o las fuertes ráfagas de viento.

¿Es más cara una casa ecológica?

Teniendo en cuenta la reflexión anterior, la pregunta que surge inmediatamente es la siguiente: ¿es más cara esta construcción de casas? Y la respuesta es que no, no al menos más que una casa convencional. Además, es importante recordar que aunque los costos iniciales pudieran ser algo superiores, su eficiencia energética nos proporcionará un retorno de la inversión rápido.

De todos modos, es importante tener claro si nos compensa la aplicación de determinados insumos porque a veces, son tan especializados, que no se encuentran cerca de donde construiremos la casa y su transporte puede ser lo que realmente incremente los costos.

Las variables olvidadas a la hora de construir una casa ecológica

Mitos y verdades sobre la construcción de casas ecológicasConstruir una casa sustentable no debe centrarse únicamente en la vivienda en sí misma, sino también en todo lo que la rodea, esto es, una serie de variables que no siempre se tienen en cuenta. Y esto, definitivamente, sí puede ser una desventaja.

Un buen ejemplo de ello es la elección del terreno, que es fundamental. De nada nos servirá levantar una casa cien por ciento reciclada si no hemos tenido en consideración la orientación de sus plantas. Es lo que los expertos denominan ‘climatización pasiva’, que sirve para aprovechar los beneficios de la luz solar, así como de las ventilaciones cruzadas.

Lo mismo sucede con otros aspectos como la latitud y la longitud, puesto que jugando con estos factores podremos determinar el comportamiento del sol, las lluvias e, incluso, los vientos para su aprovechamiento a nuestro favor.

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