Más allá de que algunos de los dentífricos comerciales contienen en ocasiones químicos como el triclosán, el cloruro de belzalconio y o la clorohexidina que pueden favorecer la resistencia de las bacterias, lo cierto es que otros componentes, normalmente los más abrasivos que son de origen mineral, proceden de canteras y minas. Algo que podemos, al menos, reducir.

La alternativa es pasarnos a la pasta dental casera, cuya elaboración es mucho más sencilla de lo que pudiera parecer en un principio. Podemos utilizar diversas recetas: una de ellas es la que tiene como base una infusión de salvia o tomillo, ambos con propiedades antisépticas.

Filtrada esta infusión con una gasa, por cada dos cucharadas se añaden dos gotas de esencia de menta, una pizca de sal marina y tres cucharadas de arcilla blanca, que contribuirá a la conservación de los dientes al tiempo que impedirá la proliferación bacteriana. El resultado será una pasta uniforme que, guardada en un recipiente de vidrio en la heladera, será nuestra pasta dental casera, aunque en este caso no se recomienda su uso diario, sino más bien semanal.

Otra variedad de dentífrico que nosotros mismos podemos elaborar, éste sí de uso diario, es el que utiliza aceite de coco para darle el aporte antibacteriano. Mezclando dos cucharadas de este aceite, con medio paquete de stevia (un edulcorante natural) y tres cucharadas de bicarbonato de sodio, ya tendremos lista la pasta dental casera. Sólo restaría un último detalle: incorporar tantas gotas de menta, canela o yerba buena, según preferencias, hasta que tenga el toque de frescor que más nos guste.

Optar por la pasta dental casera no significa renunciar a las propiedades traen consigo los dentífricos comerciales. Además, tampoco significa que sea más abrasiva o pueda ocasionar manchas en nuestro esmalte. Ello es posible gracias a los atributos de los extractos de plantas que se utilizan en ambas recetas, que aseguran la protección bacteriana y antiséptica está garantizada. Asimismo, en el caso de la salvia, por ejemplo, se le suman sus propiedades antiinflamatorias y astringentes.

Y si sos un alumno aventajado aún es posible ir un paso más allá de la pasta dental casera: ¿por qué no cambiar el cepillo de dientes? Ya es posible encontrar en algunos comercios del rubro cepillos de bambú biodegradables, en los que incluso sus cerdas están fabricadas con polímeros biodegradables que no contamina.  Ciao al plástico de los cepillos tradicionales, que proviene del petróleo, y bienvenida esta alternativa que, incluso si quisiéramos, podríamos desechar al jardín porque se descompone por sí sola sin contaminar.   

Fuentes: Mejor con salud | Ecocosas | La bioguía

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