El desarrollo energético de México pasa por lograr ambiciosas metas en materia de reducción de la demanda de energía y de eficiencia energética por parte de todos los sectores de la sociedad, entre ellos el comercial, el residencial y el sector servicios. Créditos y ayudas para la puesta en marcha de medidas de ahorro de energía y para la sustitución de electrodomésticos, equipos y otra maquinaria por modelos más eficientes, y programas de formación y concientización son esenciales para que los pequeños consumidores de energía mexicanos logren una reducción del consumo y de los costes que pagan por la energía.

En este sentido, la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEE) de México cuenta con un programa de acompañamiento a las PyMEs mexicanas para que implementen un sistema de gestión de la energía y pongan en marcha medidas de eficiencia energética. Casi una veintena de empresas de Querétaro, Aguascalientes, Guanajuato, Estado de México, Ciudad de México y Chiapas han participado como proyectos piloto en este programa, gracias al cual han detectado mejoras, técnica y económicamente viables, han cuantificado los ahorros que se pueden alcanzar a través de un sistema de gestión de la energía y han calculado el tiempo de amortización, de modo que pudieran tomar una decisión de inversión realista.

El Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE) tiene una línea de eco-créditos para aumentar la competitividad de las micro, pequeñas y medianas empresas y reducir sus costos de operación, a través del ahorro y uso eficiente de la energía. Los créditos se conceden para la sustitución de equipos de alto consumo de energía por otros más eficientes. Incluyen un incentivo energético (bono de chatarrización) de hasta el 10% del costo de los equipos sustituidos para los casos en los que los equipos ineficientes se sustituyan por modelos de alta eficiencia energética.

El programa “Ahórrate una luz” de la Secretaría de Energía, operado por el FIDE con el apoyo del Diconsa, pretende entregar gratuitamente 40 millones de focos ahorradores a los habitantes de poblaciones de menos de cien mil habitantes, eminentemente rurales.

Desde finales de 2011 la venta de lámparas incandescentes con potencia de 100 watts quedó prohibida en comercios y grandes superficies mexicanas de acuerdo a lo establecido en la Norma Oficial Mexicana NOM-028-ENER-2010. Las de 75 watts se retiraron en 2012 y, en 2015, las de 40 y 60 watts con el fin de completar esa transición progresiva hacia una iluminación más eficiente en las ciudades de México. Sin embargo tanto en pequeños comercios como en hogares quedan muchos focos por sustituir, de ahí que se sigan impulsando programas de entrega de focos ahorradores.  

Más allá de la modernización de la tecnología, los objetivos de eficiencia energética precisan del compromiso de los usuarios. Debido a la gran diversidad de realidades en los hogares urbanos, periurbanos y rurales de todo México, conocer los hábitos de consumo energético y los usos finales de la energía en el sector residencial no es una tarea fácil. Con el objetivo de “sembrar la cultura del ahorro de energía eléctrica”, el FIDE puso en marcha el programa “Educaree”, cuyas actividades están dirigidas a escuelas de educación básica, media superior y superior; empresas, instituciones, organismos gubernamentales, asociaciones, cámaras y, en general, a todos los usuarios de energía eléctrica.

Desarrollar una cultura de ahorro de energía entre la población es esencial para alcanzar el desarrollo sustentable de México. Al fin y al cabo, no hay energía más limpia, más económica ni más sustentable  que la que no se consume.

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