En un día hábil, en Bogotá se registran casi 18 millones de viajes. De ellos, un 3% tendría lugar en bicicleta, por encima de las motos, y con una cifra muy similar a la del taxi. Es verdad, en porcentaje es poco, pero mire la cifra: más de medio millón de desplazamientos diarios tienen lugar sobre dos ruedas. Y de ellos, cada vez más, sobre bicicletas eléctricas.

Se calcula que en la ciudad colombiana circulan más de 2.000 ciclos eléctricos, y que esta cifra debería ir creciendo. La buena noticia es que entre los nuevos usuarios de la eBike habría también personas que hoy no utilizan la bicicleta. Es normal: el interés de la población por esta clase de ciclos aumenta, puesto que cada vez son más evidentes sus ventajas en el transporte, que en una ciudad grande como la capital puede volverse complicado. En algunas encuestas, los consultados le han atribuido las siguientes cualidades: mayor velocidad (38%); menor desgaste físico (34%); ahorro de dinero (16%); mayor comodidad (15%) y modo de transporte no contaminante (14%).

Según contaba un directivo de la marca de vehículos eléctricos Lucky Lion para América Latina, en Bogotá registran mayor venta de bicicletas que de motos, mientras que en el resto del país, las cifras son más equilibradas. La población se muestra receptiva a esta clase de vehículos (esta marca afirma haber doblado su venta de un año para otro), y esto se aprecia también en una mejora de infraestructuras y en mayor interés por ver cómo funcionan estos ciclos.

Iniciativas que demuestran que algo se mueve a este respecto son algunas como las que tomaron empresas como Codensa y Emgesa, con su programa E-Bike to Work, como un programa gracias al que sus trabajadores acceden a un pool de 16 vehículos y 48 bicicletas eléctricas para desplazarse de la casa a la oficina, y viceversa. Se calculó que se dejaban de producir más de 32 toneladas de dióxido de carbono (CO2) y, sobre todo, los empleados vieron los beneficios: “Transportarme en bicicleta eléctrica me ha representado un ahorro de 75% de tiempo en los desplazamientos. Además ‘vivo’ la cuidad y me desestreso”, comentaba uno.

Si en otros países la bicicleta eléctrica gana puntos (Argentina es el país con más bicicletas eléctricas en Latinoamérica, y en Europa Ámsterdam, Copenhague y Viena son las ciudades donde más se pedalea con ellas), lo lógico es que en Colombia, uno de los mercados más atractivos en el desarrollo de la movilidad eléctrica del continente, se acabe instalando del todo la tendencia. No olvidemos que el país tiene un gran potencial en energías renovables, y que la bicicleta es todo un símbolo de ello para los colombianos.

 

Fuentes: Dinero.com | RevistaVial.com | Codensa

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