Bicicleta eléctrica

Uno de los comentarios más sonados en el sector del vehículo eléctrico en cuanto a usuarios privados es: “¿Y dónde lo cargo?”  Es un comentario bastante habitual en el todavía incipiente mundo del vehículo eléctrico.  Hoy por hoy, la persona que opta por un vehículo eléctrico ha de tener el punto de recarga principal de su vehículo o bien en su domicilio o bien en un lugar donde el vehículo está estacionado habitualmente, como el lugar de trabajo.  Es necesario tener solucionada la recarga en “base”.  ¿Y po rqué no recargar en puntos de recarga públicos? ¿Por qué no invadir las aceras de postes de recarga, y así dar opción a las personas que no tienen lugar de recarga privilegiado?  Yo creo que aún así, los puntos de recarga públicos se utilizarían, en el corto plazo, muy poco.

Rompamos la baraja

Yo propongo realizar una prueba barata para analizar el comportamiento de los “posibles” compradores de vehículo eléctrico.  Vamos a instalar 1.000 postes de recarga en vía pública y una gran señal al lado para que la gente lo vea.  Por cierto, para realizar esta prueba, pongamos postes “vacíos”, o de “cartón-piedra”,… total… no hay todavía vehículos eléctricos…

De esta manera, pongamos que a menos de 50 ó 100 metros de distancia, nos topamos con alguna de estas pseudo-estaciones de recarga, pues no cargan absolutamente nada.  Bien.  ¿Que conseguimos? Pues conseguimos que los posibles compradores de vehículos eléctricos se puedan animar a explorar el mundo eléctrico al ver que una ciudad está plagada de enchufes.  Esto les daría muchísima confianza para por lo menos eliminar de su discurso el “¿Y dónde lo cargo?”.  Es así de simple.  Al final harían igual la obra en su domicilio para poder recargar, e igualmente, y muy probablemente después de comprar el vehículo eléctrico nunca necesiten estos postes públicos pues se acostumbrarían a recargar en su “base” (domicilio o lugar de trabajo).

Es cierto que los puntos de recarga “públicos” se harán necesarios en un futuro.  Esto pasará cuando los vehículos tengan más autonomía y ya se usen para realizar desplazamientos entre ciudades. Por ejemplo, cuando un coche eléctrico tenga 250 ó 300 km de autonomía y haya puntos de recarga (eso sí) rápida accesibles en el centro de las ciudades, una persona podrá hacer por ejemplo un viaje de Valladolid a Madrid por la mañana, hacer gestiones, recargar en 30-60 minutos, y volver por la tarde a Valladolid.  Aquí sí se hace necesario un punto de recarga urbano pues el trayecto diario no se soluciona con una recarga en nuestra “base”.

Tengo que disculparme porque no es todo cierto lo que he comentado acerca de que nadie utilizaría los puntos de recarga públicos. Más bien habría que diferenciar.  El comportamiento que he expuesto más arriba sería válido para usuarios de coche eléctrico: creo que todos cargarían por la noche en sus domicilios, y sabrían que disponen de autonomía suficiente como para volver a casa por la noche, sin tener que utilizar un punto de recarga público.  Pero sí lo veo como una opción real de recarga para las motos eléctricas.  El usuario de moto en una ciudad es muy diferente al usuario de coche.  Por ejemplo, en las grandes ciudades hay mucha gente que tiene scooter o moto como único vehículo porque no puede permitirse tener un coche (tampoco garaje).  Estos usuarios aparcan su moto (de explosión, hoy) en la acera, al lado del portal de su casa, y por el día, en las aceras de la ciudad igualmente cerca de su lugar de trabajo.  Si consideráramos una moto eléctrica, el usuario tendría el mismo problema: “¿Y dónde la cargo?”.  En este caso, sí veo puntos de recarga públicos en aceras anchas por ejemplo, lugar natural de estacionamiento de motos en las ciudades.  Y por qué motos sí y coches no, pues porque los puntos de recarga para motos son mucho más sencillos técnicamente (son iguales pero pueden funcionar con menos potencia instalada) y ocupan mucho menos espacio, además estos puntos de recarga, al poderse instalar en las aceras, no utilizan la valiosísima calzada del Ayuntamiento reservada….

Las bicicletas eléctricas lo tienen mucho más fácil… se podrían recargar en estos mismos postes de recarga donde se recargan las motos, sin problema.  Pero es que la gran mayoría de las bicicletas eléctricas hoy en día ofrecen la posibilidad de extraer la batería para recargarla en casa o en la oficina… y no hay necesidad de hacer ningún tipo de instalación en casa…

Resumiendo

Creo que efectivamente la baraja la tiene que romper las empresas privadas o públicas, para que se instalen puntos de recarga (aunque sean de cartón piedra) y así promocionar los vehículos eléctricos.  El uso de los puntos de recarga públicos, eso es otra cosa, y se irá viendo sobre la marcha según vayan avanzando los fabricantes a nivel de tecnología de acumulación de energía, el tipo de vehículo que usemos (motos y bicis sobretodo), el propio comportamiento de los usuarios, y las posibles restricciones de circulación que casi todas las grandes ciudades europeas, como mínimo, planean para los próximos años.

Fuentes: Twenergy / Flickr

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