¿Cómo es posible? Gracias a la colaboración de la Universidad de Delaware y el operador de plantas eléctricas NRG Energy, que han desarrollado un proyecto que lo hace realidad. El V2G o vehicle-to-gris (del vehículo a la red) sólo necesita incorporar en los coches eléctricos unos cargadores bidireccionales (parecidos a los inversores utilizados en el autoconsumo fotovoltaico), capaces tanto de tomar electricidad de la red como de inyectarla. A esta modificación se añade, además, una placa de circuitos para permitir conectar varios coches entre sí.
Con este planteamiento y a través de un sistema de software que conecta un mínimo de nuevos autos –es la cantidad mínima para ser considerado planta eléctrica-, la mayor parte de ellos modelo Mini Cooper, los que parecían meros coches eléctricos se convierten en una suerte de planta eléctrica sobre ruedas que no sólo consume electricidad sino que, además, puede revertir el excedente de energía.
La compañía eléctrica PJM Interconnection ya ha adoptado este modelo con el que se almacena en baterías la energía que los coches eléctricos hayan producido y no hayan utilizado, para su consumo posterior. El beneficio que se está extrayendo hasta la fecha ronda los 110 dólares al mes por coche eléctrico, aunque lo importante no es si se gana suficiente, sino que se gana menos de lo que cuesta adaptar los vehículos.
En realidad no es algo nuevo. Ya en la década de los años 90, Willet Kempton, profesor de la Universidad de Delaware, formuló la teoría por la que los coches eléctricos podrían vender energía eléctrica a la red. Entonces, nadie le creyó, hubo intereses cruzados o, sencillamente, no encontró los apoyos necesarios para saltar del papel a la práctica y decidió hacerlo él mismo.
A día de hoy lidera el proyecto y ha encontrado socios para el mismo como la firma Autoport, que realiza las modificaciones necesarias en los coches eléctricos para que desarrollen este modelo. Entre los planes del propio Kempton ya figura asociarse con más fabricantes de coches para ser reconvertidos. Su objetivo pasa por lograr que al menos el 50% de los coches eléctricos sean capaces de conectar a la red y contribuir con este nuevo modelo de suministro energético renovable y sostenible.
Podría convertirse en una herramienta más para estabilizar el suministro de electricidad del país, favoreciendo su independencia energética al tiempo que recude el consumo de combustibles fósiles. A fin de cuentas, EEUU es uno de los países en los que más fluctúan la oferta y la demanda eléctrica. Y es que, en realidad, más que ser concebido como un sistema de generación de electricidad, estos coches eléctricos deberían considerarse más un sistema de balanceo de energía. ¡Y los resultados dan fe de ello!
Fuentes: Udel.edu | Wall Street Journal | Technical.ly