No se puede decir que en Ciudad de México no llueva. Llueve… y mucho. Tanto que, en época de lluvias, el promedio de precipitaciones supera al de Londres. Sin embargo, una tercera parte de las viviendas de la ciudad sufre escasez de agua. Ni la explotación de los acuíferos ni el bombeo del agua del Sistema Cutzamala dan para abastecer a una urbe de más de 22 millones de habitantes. El proyecto social “Isla Urbana” ha logrado ayudar con este problema a más de 1.700 familias de la ciudad.
“Doña Clara” llegó al “Ajusco Medio” hace treinta años, desde entonces ha sufrido la escasez de agua a la que se enfrentan muchas comunidades situadas en Ciudad de México. El suministro de agua de la llave era insuficiente una gran parte del año, de modo que para bañarse, lavar la ropa y los trastes, o para cocinar, ocupaba comprar pipas. Con un cuarto de pipa (camión cisterna) por mes tenía que arreglárselas. Ese agua, además de ser insuficiente en cantidad, resultaba cara, en ocasiones inalcanzable para su poder adquisitivo.
Como sucede en el caso de Doña Clara, la tercera parte de las viviendas de la Ciudad de México no tienen un acceso adecuado al agua. La capital mexicana es una de esas tantas grandes urbes que se enfrentan desde hace años al problema de la falta de suministro de agua limpia para su población.
Las cada vez más recurrentes crisis hídricas de la ciudad dejan a los barrios más marginados sin suministro. El reto de ofrecer agua de calidad a más de 22 millones de habitantes ha venido enfrentándose desde hace años desde una perspectiva cortoplacista y no sustentable, centrada en la búsqueda de nuevas fuentes, la excavación de pozos cada vez más profundos y la consiguiente sobreexplotación de los acuíferos sobre los que descansa el Valle de México.
El 71% del líquido que abastece a las diferentes colonias de Ciudad de México proviene de pozos locales y el 26% de ríos como el Lerma y el Cutzamala. Las últimas estimaciones en su acuífero arrojan un balance hídrico negativo en 30%, es decir, de cada metro cúbico que se extrae tan solo se recargan 300 litros.
Esto ha provocado, entre otros problemas, que el centro de la capital mexicana se haya hundido diez metros en los últimos cien años, con los incuantificables costos que supone, dedicados fundamentalmente a la construcción de drenaje cada vez más profundo, la inversión en sistemas de bombeo para el drenaje y la reparación de daños en la infraestructura pública y privada.
Y todo sin contar con los efectos nefastos de fenómenos hidrológicos como las inundaciones, cada vez más intensas e impredecibles debidos al cambio climático.
Innovación social aplicada al manejo del agua
El manejo de los recursos hídricos de Ciudad de México es un reto que debe enfrentarse desde una perspectiva social, ambiental y económica. La seguridad del abastecimiento de agua y el funcionamiento del drenaje de aguas pluviales de la zona metropolitana son preocupaciones importantes del gobierno y de la sociedad civil. Es precisamente de ésta, de donde surgió la iniciativa “Isla Urbana”, que propone un método sustentable, eficaz y económico de cosecha de lluvia para proveer agua limpia a las comunidades.
La ONG Instituto Internacional de Recursos Renovables, IRRI México, inició hace unos cinco años el proyecto “Isla Urbana”. Testeado en las colonias más modestas de la ciudad, que son precisamente las más perjudicadas en época de escasez, el sistema de captación de agua de lluvia de Isla Urbana se basa en una instalación que capta el agua que cae sobre los techos de las viviendas, la almacena en una cisterna y la purifica a través de un tren de filtrado para uso doméstico. Todo ello, utilizando materiales y elementos muy sencillos que pueden adquirirse fácilmente: una cisterna, una bomba y un tambo para la azotea.
Los costos de instalación y mantenimiento son mínimos, entre $ 3.000 y $ 4.500 pesos mexicanos -mxn (160 – 250 euros) para cada sistema. Todos los materiales pueden comprarse en las tlapalerías (pequeñas ferreterías de barrio) cercanas, lo que beneficia a la economía local y permite que los dueños de las viviendas puedan instalar y reparar los equipos por ellos mismos.
Los hermanos Javier , Alejandro y Gabino Hernández son beneficiarios del proyecto “Isla Urbana” en un doble sentido: su casa fue una de las primeras en probar el sistema de captación de agua de lluvia que ellos mismos instalan en los hogares de otras familias que sufren desabastecimiento. Desde que comenzaron a colaborar con “Isla Urbana”, hace ya casi cuatro años, han instalado más de setecientos sistemas de captación de agua de lluvia.
“Nuestro trabajo nos gusta porque por un lado estamos ganándonos la vida, pero a la vez estamos ayudando a familias necesitadas. Ni una sola familia se ha quejado de la instalación. Más bien al contrario, muchas nos dicen que el sistema les ha hecho la vida más fácil”, cuentan orgullosos los hermanos Hernández.
Las ventajas del reuso del agua de lluvia son múltiples. No solo permite a la población que no recibe suministro de agua continuo en sus viviendas contar con líquido de calidad para diferentes usos no potables como limpieza, procesos industriales, sanitarios o riego; sino que además, al detener y retener el escurrimiento pluvial, se evita que se saturen drenajes y que aumente el flujo de agua en zonas urbanas, mitigando los efectos de las inundaciones.
La cosecha desde los tejados impide que se contamine el agua a su paso por superficies poco higiénicas y que arrastre las basuras que va encontrando en las zonas impermeables. De este modo, se evita que el agua que llega a los cauces naturales y reservas subterráneas contamine los depósitos ya existentes.
A día de hoy, aproximadamente 1.700 hogares de bajos recursos en las áreas del Ajusco Medio, San Miguel Xicalco, Xochimilco, Iztapalapa están cosechando agua de lluvia con el sistema de “Isla Urbana”. Los beneficios se han traducido en ahorros para las familias de hasta el 50% en el pago de agua potable y en algunos casos, llegan a ser autosuficientes con el consumo de aguas pluviales.
Se calcula que, la cosecha de agua de lluvia, implementada a gran escala, podría proveer el 50% del suministro de agua de toda la ciudad.
Iniciativas como esta mejoran sustancialmente la calidad de vida de las familias beneficiarias, garantizandoles el acceso a agua potable y saneamiento. Este modelo de gestión del agua podría ser viable en muchas otras ciudades que también sufren escasez estacional, un problema que sin duda se agravará en un futuro como consecuencia del cambio climático. Teniendo en cuenta que el 18% de la población mundial no tiene acceso a fuentes seguras de agua potable, pese a ser un derecho humano fundamental, la problemática merece toda la atención de la ciudadanía y las instituciones gubernamentales.
“Tlaloque” es el nombre de una de sus piezas fundamentales, y “Tlaloque” son los ayudantes del dios “Tlaloc” que reparten la lluvia por la tierra en vasijas que deben romper. “Isla Urbana” es un proyecto nacido de las necesidades y características de la Ciudad de México con un modelo que no es exclusivamente urbano. La cosecha de lluvia también se utiliza en zonas rurales como en el proyecto “Ha Tatukari” de la misma ONG en Jalisco.
Lo importante de estas experiencias es la dinámica de desarrollo individual, familiar y social generados en el entorno. “Isla Urbana” es un modelo de éxito social y medioambiental comprobado y contrastado a lo largo del tiempo. Se trata de un modelo que tiene muchas ideas que aportar para su replicación y tropicalización en otros entornos y latitudes del planeta. “Isla Urbana” es al final, un modelo de desarrollo social de la sociedad civil mexicana para compartir con el resto del mundo.