Las microalgas son organismos unicelulares que existen individualmente o en grupos y que en los últimos años han sido objeto de numerosas investigaciones científicas. A fin de cuentas, se estima que existen entre 200.000 y 800.000 especies distintas de las que únicamente se han descrito alrededor de 35.000.
Precisamente una de estas investigaciones, liderada desde la universidad de Granada, ha revelado el potencial que tienen estos organismos para el tratamiento de las aguas residuales. La empresa Biot, un spin-off del Departamento de Microbiología de la Universidad de Granada, apenas cuenta con cinco años de vida y ya ha llevado las riendas de este hallazgo junto a instituciones de otros cuatro países europeos (Portugal, Grecia, Italia y Alemania).
En concreto, las investigaciones de Biot se han dirigido a cómo las microalgas son capaces de depurar los residuos líquidos generados en la producción del aceite de oliva. No en vano, estos aceites son de los más contaminantes en la industria agroalimentaria.
Hasta la fecha, los productores de aceite, en su mayoría pequeños y medianos empresarios, se veían obligados a hacer frente a costes adicionales al depositar estas aguas en balsas de evaporación.
Gracias a Algatec, como se ha denominado al proyecto financiado por el Séptimo Programa Marco para la Investigación y el Desarrollo de la Unión Europea, es posible reciclar estas aguas. Para ello, se ha desarrollado un sistema biotecnológico basado en la acción de un conjunto de microalgas a través de fotobiorreactores que, gracias a su capacidad metabólica, capturan el CO2 atmosférico y la biodegradación de las sustancias contaminantes recalcitrantes del agua resultante del lavado de aceitunas.
De este modo, a partir de 2014 podría finalizar la segunda fase del proyecto y comenzarse la comercialización para su implantación en las almazaras, propiciando un nuevo modelo de producción “rentable, eficiente y sostenible” que, además, eliminaría las costosas balsas de evaporación. Además, el agua podría volver a reutilizarse, algo que no es baladí considerando que se necesitan en torno a 50 litros de agua potable para lavar 100 kilogramos de aceitunas.
No es la primera vez que las microalgas se sitúan en primera línea del cuidado del medio ambiente: otra universidad andaluza, esta vez la de Almería, está desarrollando el proyecto Captura mediante el cual persigue el desarrollo de biodiésel a partir de las microalgas, aprovechando su alta eficiencia en la fijación de CO2 convirtiéndolo en biomasa.
En esta misma línea, la Agencia Andaluza de la Energía también está impulsando el proyecto CO2Algaefix, que investiga el aprovechamiento de gases de combustión o CO2 para producir energía a través de microalgas. Mediante la creación de un prototipo de biorreactor vertical plano (conocido como jaula-bolsa) no sólo se podría optimizar la eficiencia de captación de CO2 para su transformación en biomasa y energía sino, además, evitar la emisión anual de 200 toneladas de dióxido de carbono, es decir, el equivalente a lo que absorberían 34.000 árboles.
Fuente: Radiogranada / Noticiasdelaciencia / Ecoticias / Flickr