Según los datos de las Estaciones Automáticas de Medición de la Red de Vigilancia de la Calidad del Aire del Ayuntamiento de Madrid publicadas en su web, en los días 10 y 11 de febrero, mientras los niveles de ozono, dióxido de carbono y dióxido de azufre eran ‘Buenos' los del índice de partículas y el dióxido de nitrógeno eran sólo ‘Admisibles'.
El problema es que cuando inspiramos penetran en nuestros pulmones alrededor de 0.5 litros de aire, junto con miles de partículas que pueden ser perjudiciales para la salud, dependiendo del tamaño y de la composición que tengan. Por ejemplo, el dióxido de nitrógeno puede irritar los pulmones, causar bronquitis y pulmonía, así como reducción significativa de la resistencia respiratoria a las infecciones. Los efectos de exposición a corto plazo no son claros, pero la exposición continua o frecuente puede causar un incremento en la incidencia de enfermedades respiratorias como el asma y la bronquitis.
Las Administraciones toman medidas
Para tratar de reconducir la situación, el Ayuntamiento de Madrid está alertando a los conductores en los carteles informativos de la circunvalación interna (la conocida ahora como Calle 30, popularmente M-30) de que hay «previsión de alta contaminación», por lo que insta a los conductores a usar el transporte público. Es la primera vez que el consistorio toma esta medida de preaviso en los paneles de la M-30 -en octubre pasado se alertó de alta contaminación, pero cuando los niveles ya eran altos.
Por su parte, en Barcelona la Generalitat de Cataluña, que preveía en estos días aumentar el límite de velocidad de los actuales 80 km/h a entre 90 y 120 km/h en parte de una circunvalación barcelonesa, «decidió aplazar» la medida «ante el riesgo de la poca dispersión de contaminantes» en el aire.
La mayoría de las ciudades tienen preparados planes de acción para asegurar la calidad del aire. Entre las medidas que se contemplan están el control estricto de las emisiones de fábricas, incentivos al uso de vehículos más limpios, control de que sólo se usen las calderas más limpias, reducción de polvo de demolición en la construcción, utilizar combustibles menos contaminantes, promover el uso del transporte público, o la mejora de la eficiencia energética.
Por nuestra parte podemos también contribuir a la mejora de la calidad del aire, por ejemplo, usando el transporte público en sustitución del vehículo privado, ahorrar energía para evitar emisiones, primar la utilización de productos que no contengan sustancias contaminantes, y otras sugerencias para colaborar.
Fuentes: Elaboración propia / El Mundo / Low emission zones in Europe / flickr