China es una de los principales emisores de CO2 del mundo junto con Estados Unidos. Su rápido desarrollo económico está generando que la contaminación en China sea un grave problema.
Pero además, que los niveles de contaminación del aire se sitúen hasta 500 veces por encima de lo considerado como “peligroso” por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, y aunque muchos medios sólo aborden lo negativo, la contaminación en ciudades como Pekín se redujo un 5% el año pasado.
Hasta el año 2018, China era la mayor importadora del mundo de productos para el reciclaje. Hasta ese momento, reciclaba casi la mitad de plástico y papel de todo el planeta, y nosotros los volvíamos a utilizar a través de sus cajas de cartón o de los aparatos fabricados en China que contienen plástico.
Una vez que China ha decidido que ya no quiere ser el vertedero del mundo, muchos países no saben qué hacer con sus materiales reciclables, por exceder la cantidad para la que estaban preparados. Este es un ejemplo de cómo lo que sucede en China afecta al resto del mundo en mayor o menor medida.
Hay quien puede pensar que la contaminación en China está muy lejos de nosotros, pero lo cierto es que cualquier tipo de contaminación en cualquier lugar termina afectando a gran parte del Planeta.
El motivo es que las partículas contaminantes quedan en el aire y son transportadas a otros lugares a través del viento y las tormentas. Así mismo, los alimentos se contaminan, y también el agua de los océanos. Se cree incluso, según una investigación de la Universidad de Texas A&M, que la contaminación de China puede estar alterando las tormentas en el Pacífico, haciéndolas más intensas y cambiando su trayectoria, influyendo en el clima del Planeta.
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Causas de la contaminación en China
El rápido crecimiento de la industria en China es una de las causas de la contaminación en el país. Si bien su economía y poder han aumentado considerablemente, a cambio su salud, y la del resto del Planeta en menor escala, se está viendo afectada. La principal fuente de energía de China es el carbón, y lo necesitan para hacer funcionar la industria y la calefacción.
Además, la contaminación en China también proviene del transporte, de la quema de madera y otras actividades industriales.
Dependiendo de la zona de China, la contaminación proviene de distintos actos y materiales y se da en mayor o menor cantidad. La causa más peligrosa de la contaminación en China son las partículas en suspensión llamadas PM2,5. Esta materia particulada es muy pequeña, tiene un diámetro de 2,5 micrómetros, que es aproximadamente 1 diezmilésimo de pulgada de diámetro. Se trata de una mezcla que puede contener sustancias químicas orgánicas, hollín, metales y polvo. Este tipo de partículas penetra en el cuerpo a través de la respiración y pueden llegar hasta el sistema circulatorio.
Principales contaminantes
En China, las partículas que se encuentran en el aire y que provocan la contaminación pueden ser de monóxido de carbono, dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, caucho o amianto.
El principal contaminante en China es el carbón, que emite CO2. Las plantas de carbón de China, además de CO2, emiten óxido de azufre y otros gases tóxicos.
A pesar de que el gobierno chino intenta reducir la utilización del carbón, y de la alta inversión en energías renovables, el carbón sigue siendo su principal fuente de energía.
China necesita consumir mucha energía para que su industria funcione. Las industrias más contaminantes son las del cemento, la del acero y la de la química.
El transporte también es uno de los grandes contaminantes de China, y su industria automovilística es de las mayores del mundo.
Necesitan el transporte para llevar los productos de la industria, transportar el carbón y desplazarse por las ciudades. Hay unas 150 ciudades en China que tienen más de un millón de habitantes. Pekín tiene unos 21,54 millones de habitantes, más o menos la mitad de habitantes de toda España. A ello debe sumarse la calefacción, en invierno suben los niveles de contaminación en China.
Consecuencias de la contaminación
La principal consecuencia de la contaminación es la salud de los habitantes de China. La polución no solo está en el aire, las partículas contaminantes también van a los alimentos y al agua. Las consecuencias son una mala salud, una contaminación que influye en el clima, y riesgo en los alimentos, que se contaminan a través del agua que es utilizada para el riego y en los ríos.
La contaminación también tiene consecuencias psicológicas, especialmente en niños y ancianos. Provoca ansiedad, cambios de comportamiento, cambios de humor o se altera la capacidad cognitiva, entre otros efectos. A ello es necesario añadir que además en China, dependiendo del nivel de contaminación del aire, se recomienda a la población no salir a la calle, lo que hace que las relaciones sociales se vean afectadas.
Otra de las consecuencias es económica, la contaminación influye en la economía al tener que hacer frente a las enfermedades, ausencias en los puestos de trabajo, la obligación de cerrar algunas fábricas para reducir la contaminación y la inversión en revertir la situación. Pero, si se mira desde otro punto de vista, las labores para reducir la contaminación crea puestos de trabajo y dan la oportunidad de conseguir que lugares antes contaminados sean ahora lugares limpios en los que los inversores se interesen.
La salud
En el norte de China, sus habitantes respiran una contaminación 20 veces mayor que lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera soportable. La contaminación en China provoca la muerte de casi un millón de personas cada año, y condiciona la vida de millones de personas, que deben planear su día a día dependiendo del nivel de contaminación.
Además, hay que tener en cuenta las enfermedades que provoca la contaminación en el aire. Estas pueden ser:
• Enfermedades del sistema circulatorio.
• Cáncer de pulmón.
• Molestias en los ojos.
• Depresión.
• Problemas cardiovasculares y respiratorios.
Por otro lado, la contaminación acústica, provoca enfermedades nerviosas y psicológicas, dolor de cabeza, insomnio, zumbidos, pitidos o ruidos en los oídos o ataques al corazón.
La calidad del aire
En los últimos años, el Gobierno de China ha tomado la decisión de disminuir la contaminación del aire, consiguiéndolo paulatinamente pero sin descanso.
Los primeros meses de 2019 la calidad del aire en China ha mejorado un 0,6 % en algunas ciudades en relación con los mismos meses del año 2018, según informó el Ministerio de Ecología y Ambiente.
También señaló que “casi 120 ciudades cumplieron con los estándares de calidad del aire” y que “la densidad media de material PM2.5, un indicador clave de la contaminación atmosférica, se mantuvo sin cambios durante el período en 44 microgramos por metro cúbico; mientras, la densidad promedio de PM10 y dióxido de azufre cayó 2.6 por ciento y 13.3 por ciento interanual, de forma respectiva”.
La calidad del agua
Según el Ministerio de Ecología y Ambiente, durante el primer semestre de 2019 la calidad del agua superficial de China mejoró en un 74,5%, y la proporción de agua de mala calidad bajó al 4,3%.
Aunque sean buenas noticias, el ecosistema acuático chino todavía no está en las condiciones que debería.
Efectos a largo plazo
Con respecto a la salud de los habitantes de China, el efecto a largo plazo de la contaminación que sufren, además de las enfermedades ya registradas que pueden padecer, y de las muertes provocadas, un estudio en China ha determinado que la exposición a largo plazo a las partículas PM2,5 aumenta el riesgo de padecer diabetes.
Por añadidura, la contaminación también llega al agua y al suelo, siendo devastadora para la agricultura y perjudicial para el ecosistema acuático. El suelo en China también está contaminado, por lo que muchas cosechas no pueden aprovecharse. Eso constituye una gran pérdida económica, pero también una gran pérdida en alimentación y por lo tanto en salud y calidad de vida. En definitiva, los efectos de la contaminación a largo plazo son la pobreza.
¿Qué medidas se están tomando?
En el 2018 China invirtió 8.500 millones de euros en su lucha contra la contaminación. Ese mismo año, se cerraron 656 empresas contaminantes en la ciudad, más de 2.000 desde el año 2013. Estas eran fábricas de cemento, muebles y fundiciones, y se clausuraron plantas de generadoras de energía cuya fuente era el carbón. Dos millones de vehículos contaminantes se han retirados de las calles, y se han creado instalaciones para rebajar las emisiones contaminantes.
Por otro lado, el Gobierno de China ha lanzado un plan de acción para reducir la contaminación, entre sus medidas se incluye el control del consumo del carbón en las áreas más afectadas del país, especialmente en las industrias, y se requiere garantizar que es sustituido por energías limpias.
Además, se promociona el desarrollo ecológico de la industria y pretenden sustituir el uso del carbón en los sistemas de calefacción doméstica en Pekín y sus alrededores por gas natural.
Este plan también incluye una mayor promoción del transporte ecológico, siendo líder en el mercado de los vehículos híbridos y eléctricos.
En este momento, parece que la gran lucha es contra las partículas PM2,5, que también las respiramos en España en las grandes ciudades y hasta en lugares rurales.
Sin embargo respiramos, y respiran, otros agentes contaminantes, como son el ozono y el dióxido de nitrógeno, que pueden llegar a ser más perjudiciales que el PM2,5 para personas con asma o enfermedades respiratorias.
China superó a Estados Unidos como primer consumidor mundial de energía en 2011. Y hace bien poco también le superó como primer importador de petróleo del mundo. Las importaciones chinas de crudo, durante la última década, se han multiplicado por siete; mientras que Estados Unidos ha reducido su consumo un 3%. China, por tanto, se está desarrollando muy rápidamente. Pero este desarrollo tiene también un coste medioambiental elevado. El gobierno de Pekín sabe que la contaminación constituye un desafío muy grave. Pero ahora estamos elaborando un plan, que se extenderá hasta 2017, para adaptar el consumo energético a la sostenibilidad medioambiental, nos comenta Guo Weiqiang, Concejal del Ayuntamiento de Pekín. Estamos atajando, con las leyes, problemas como la polución. Y también estamos sustituyendo las centrales de carbón por otras energías más limpias como el gas, concluye. En Pekín, por ejemplo, las partículas finas PM2.5 se han reducido un 20% desde Enero.
¿Se notan realmente las políticas para mejorar el medioambiente?
Muchos ciudadanos se siguen quejando del tráfico rodado, aunque hay ya algunos coches eléctricos y el transporte público en ciudades como Pekín está muy concurrido.
Viajando fuera de Pekín, además, hemos podido constatar que las políticas respetuosas con el medioambiente se están implementando por toda China. El medioambiente, como bien público, tiene también una derivada económica. Menos contaminación, por ejemplo, se traduce en más turismo. «Nuestra oferta turística es muy respetuosa con el medioambiente. Cuidamos del agua y la tierra porque, en caso contrario, el turismo se resentiría. Se trata de una política gubernamental en toda China. Sin cuidado del medioambiente, como ha venido sucediendo hasta ahora, la economía no puede funcionar«; asegura He Yaping, presidenta del consejo turístico y cultural de Hengdian (Zhejiang).
El coste medioambiental del desarrollo económico es algo que se debe computar, nos cuentan desde Pekín, al tener una derivada clara de salud pública. E impide explotar el inmenso potencial turístico de una nación milenaria como es China. Se están tomando medidas. Y se están reduciendo los niveles de contaminación, sobre todo, si hacemos una comparación con años anteriores. Sin embargo, y como han apuntado los líderes chinos ya, el objetivo es que China acabe siendo un país libre de contaminación antes del año 2030.
Fotos de la contaminación en China