Para lograrlo, el Gobierno Local planea prohibir la entrada de los vehículos más contaminantes a la zona centro, dejando sólo paso a vehículos híbridos y eléctricos, una medida que se suma al peaje urbano que se cobra en la actualidad para determinados conductores que circulan en el centro de Londres. El alcalde espera con esta decisión generar grandes beneficios en la calidad del aire y fomentar el uso masivo de la tecnología de bajas emisiones.
Si bien el plan aún tiene muchos interrogantes, Boris Johnson ha adelantado que Londres contará con al menos 1.600 autobuses híbridos circulando por sus calles en 2016. El transporte por carretera es responsable de cerca del 80% de la contaminación atmosférica en el centro de Londres. Sólo sus black cabs (sus famosos taxis negros) contribuyen al 20%. Por ello, el edil también espera contar para 2020 con una flota renovada de taxis eléctricos. Johnson adelantó ya en 2010 sus intenciones de conseguir una flota a «la altura de los más altos estándares ambientales que una gran ciudad como Londres se merece». Sin embargo, los grupos ecologistas ven este propósito inalcanzable, ya que este tipo de vehículos aún no están en el mercado y su comercialización no parece posible en el plazo de siete años.
Pero eso no es todo. El plan anuncia un fondo de 20 millones de libras esterlinas para ayudar a los distritos locales a hacer frente a los hotspots o puntos críticos de calidad del aire; y medidas para reducir las emisiones de las obras de construcción, responsables del 12% de los óxidos de nitrógeno.
Las reacciones al anuncio del Gobierno Local no se han hecho esperar entre los ecologistas. Organizaciones como el grupo Sustrans consideran que es “una excitante nueva propuesta con el potencial de cambiar la manera de viajar en el centro de Londres”. Mientras, otros critican que el plazo es demasiado largo y que el plan sólo se aplicaría en la zona centro. A esto hay que sumar muchos interrogantes que aún están en el aire, como el modo en que estas medidas afectarán a los vehículos privados. Con todo, la propuesta de Londres está en la línea de aquellas zonas de bajas emisiones que funcionan con éxito en varias ciudades alemanas, donde se clasifican los vehículos por colores y números según sus emisiones y se limitan zonas a las que no pueden acceder los más contaminantes.
¿Crees que este plan será viable en Londres o podría serlo en tu ciudad? ¿Qué haces para mejorar la calidad del aire?
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