Actualmente, este compuesto presenta unos problemas logísticos, especialmente de almacenamiento, complicados de resolver y que encarecen el producto de manera notable. Para ser utilizado, el hidrógeno ha de conservarse en estado líquido, presurizado y a una temperatura extrema de ¡−252,87 °C! El espacio de almacenamiento que requiere en estas condiciones es mucho más grande que el que precisan otros combustibles. Se calcula, por ejemplo, que por cada litro de gasolina se necesitarían cuatro litros de hidrógeno líquido para conseguir la misma energía. A esto hay que sumarle que las medidas de seguridad deben ser de lo más escrupulosas, dada la alta volatilidad de este combustible y su potencia.

A pesar de esto, imaginar un parque automovilístico de cuyos tubos de escape no saliera más que vapor de agua es un sueño suficientemente bonito como para derribar cualquier obstáculo. Por esta especie de utopía apuestan las autoridades germanas del ramo del Transporte cuyo empeño les ha llevado a firmar un convenio con varias empresas para extender su red de hidrogeneras a lo largo y ancho de Alemania. El objetivo es que, antes de que acabe el 2015, los afortunados que posean uno de estos automóviles puedan repostar en cualquiera de las 50 estaciones de servicio de hidrógeno que estarán ya en funcionamiento.

Esta infraestructura  permitirá que las ciudades teutonas más importantes, como Berlín, Hamburgo, Múnich o Stuttgart estén interconectadas gracias al hidrógeno. A diferencia de los vehículos eléctricos, los revolucionarios modelos de hidrógeno permiten una autonomía suficiente como para lograr esta hazaña. Algunas marcas automovilísticas ya han testado sus prototipos y pueden circular hasta 600 kilómetros con un sólo depósito. De hecho, la clave de estos vehículos radica en la perfecta combinación entre el respeto medioambiental de los eléctricos y la imbatible autonomía de los modelos de combustión.

Gracias a esta iniciativa, en la que se han invertido 40 millones de euros, se calcula que unos 5.000 vehículos hidrogenados podrían abastecerse en estos nuevos surtidores. Los conductores, eso sí, hoy por hoy tendrán que ser afortunados en todos los sentidos del término ya que, aunque se espera que el precio vaya disminuyendo, actualmente se calcula que uno de estos modernos coches puede alcanzar un precio de unos 100.000 dólares.

Estos vehículos no nos llevarán tan lejos como aquel DeLorean con condensador de “fluzo”  pero participar en la carrera por alcanzar un combustible limpio merece la pena.

Fuentes: Twenergy / energiasrenovablesciemat.es / Motorpasión futuro / innovación.ticbeat.com / Flickr

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