Esta visión de la vida es la responsable de que el medioambiente sea uno de los pilares fundamentales en la filosofía nórdica. Aquí no se trata de tendencias pasajeras, normativas o pactos mundiales; para los habitantes del norte de Europa es imprescindible cuidar y respetar el entorno natural porque saben que de él depende su salud y el futuro de sus hijos.
Aulas integradas en plena naturaleza
Teniendo en cuenta estos antecedentes, es lógico pensar que el medioambiente tenga mucho que decir a la hora de educar a los más jóvenes. Un buen ejemplo es la red de guarderías públicas danesas, cuyo sistema de aprendizaje se basa principalmente en las experiencias que los niños adquieren por sí solos. A diario, los más pequeños salen a explorar bosques cercanos y a interactuar con animales, lo cual no resulta muy complicado debido a la alta densidad de zonas verdes con las que cuenta cualquier ciudad.
Otro aspecto importante es la alimentación. Actualmente, el 60% de las guarderías danesas cuentan con su propio huerto ecológico, donde además de enseñar clases prácticas sobre el cultivo de frutas y hortalizas, sirven como abastecimiento para una alimentación equilibrada. Y es que una de las cuestiones que más preocupan hoy en día al Ministerio de Educación es cuidar la dieta de los alumnos, fomentando centros libres de azúcar y elaborando menús a base de productos ecológicos de la zona.
Centros escolares sostenibles
En la zona de Nordhavn, en Copenhague, está a punto de finalizar la construcción de uno de los centros educativos de referencia del país. Se trata de un campus diseñado para albergar a 1.200 alumnos y a más de 250 empleados, donde la sostenibilidad y la eficiencia energética formarán parte de la educación de los jóvenes. Para ello, el campus contará con 12.000 paneles solares, que proporcionarán más de la mitad de la electricidad necesaria para un año. Por supuesto, el huerto ecológico, el sistema de reciclaje de aguas residuales y la recogida de desechos tendrán también un papel muy importante en el día a día de los estudiantes.
De esta forma, además de ahorrar recursos, los alumnos pueden estudiar en primera persona las nuevas técnicas en materia de eficiencia energética y sostenibilidad medioambiental. No debemos olvidar que Dinamarca ha experimentado un crecimiento económico muy considerable gracias a empresas de energía eólica, centrales eléctricas más eficientes o investigación en energía mareomotriz. Con resultados tan positivos como los que ha obtenido el país en los últimos 20 años, es natural que los estudiantes quieran aprender sobre sostenibilidad y eficiencia energética y se planteen un futuro profesional en clave verde.