He leído recientemente el informe de McKinsey Global Institute “Big data: the next frontier for innovation, competition and productivity”, así como el artículo “Big data: what's yout plan?” y me ha llevado a trasladar algunas de las líneas maestras que en ellos se plantean al campo de la gestión energética.
Éstas son algunas de las claves que se extraen de dichas publicaciones acerca del “Big data”:
1. El uso de datos se va a convertir en uno de los pilares para el crecimiento; las empresas o los gobiernos van a apoyarse en estrategias basadas en datos para innovar, competir y generar valor a partir de la información.
2. El empleo de datos implica ganancias en productividad, ya que permite mejoras operativas que se traducen en mayores márgenes.
3. Una de las claves para abordar con éxito el big data en la organización es la planificación: cómo mezclar los datos, el análisis, las herramientas y las personas para generar valor.
Al unir los conceptos de “big data” y gestión energética, estamos alumbrando un nuevo campo de actuación, que podríamos denominar gestión energética basada en datos, o empleando el inglés, big data energy management.
El ciclo de valor de la gestión energética basada en datos, sería como sigue:
CAPTURA DE DATOS > ANÁLISIS > OPERACIÓN
En dicho ciclo, el factor humano es crucial: se trata de la figura del gestor energético que controla un proceso automatizado de captura y análisis de datos, es capaz de interpretar dichos datos, y actúa en consecuencia a través de las herramientas adecuadas.
A la hora de apostar por una gestión energética basada en datos, las Organizaciones deben tomar algunas decisiones relevantes. Veamos las principales:
Precisión vs. Alcance: monitorizar 5 parámetros diferentes de un hotel puede aportar mucha información, pero no servirá de mucho si existe un margen de error elevado con la medida del contador de tarificación.
Recursos propios vs. Externalización: si hasta ahora una organización apenas realizaba gestión energética, el hecho de incorporar tecnología de big data no quiere decir que automáticamente cuente con los recursos humanos necesarios para su correcta explotación.
Dichos recursos hoy día son escasos, y suele resultar óptimo para organizaciones de diverso tipo (desde una industria a un ayuntamiento o una empresa de retail) externalizar la gestión energética basada en datos a empresas especializadas.
Coste vs. Beneficio: para muchos directivos, la inversión en gestión energética basada en datos sólo es viable si se obtienen ahorros en el corto plazo aún mayores que la inversión realizada. Este planteamiento es correcto, pero sólo será factible seleccionando muy bien las inversiones a realizar en gestión energética.
Por tanto, quedémonos con que la “gestión energética basada en datos” es una gran oportunidad en nuestra mano para ser más productivos y rentables, y no debemos desaprovecharla.
Fotografía de DARPA.