La base de estas investigaciones es el aprovechamiento de los gases que tanto el plátano como su planta, la platanera, generan cuando fermentan. Y es que la riqueza en azúcares de esta fruta favorece la generación de estos gases, que son básicamente el metano y el CO2 y, mediante un proceso químico, es posible reconvertirlos en un compuesto muy similar a la gasolina convencional.

Lógicamente, cualquier coche no está preparado para este tipo de combustible, que por lo general se emplearía mezclado, por lo que de prosperar las investigaciones también sería necesaria la adaptación de los motores de los vehículos. Otro de los retos de este proyecto, aun en una fase muy preliminar, es conseguir que el proceso de transformación de los gases en combustible también sea sostenible, así como el catalizador necesario para su funcionamiento, no requiera de grandes cantidades de energía. De no ser así, estaríamos matando moscas a cañonazos.

Alrededor de los biocombustibles siempre ha girado la polémica de lo que éstos pueden llegar a encarecer el precio de productos que, en realidad, se destinan a nuestra alimentación. Este podría ser el caso del plátano pero, en realidad, este proyecto no hace más que aprovechar el excedente que la propia ley que limita la producción provoca. En este sentido, las investigaciones no estarían más que aprovechando lo que, en realidad, nunca llegaría al consumo humano. Asimismo, también se aprovecharía la parte de la producción que ahora termina en el vertedero por no cumplir con el estándar de calidad para llega al supermercado.

Paralelamente, los beneficios del proyecto no terminan aquí puesto que para el archipiélago canario, castigado por una alta tasa de desempleo, podría suponer una fuente de actividad económica puesto que ya se encuentra entre las primeras potenciales mundiales productoras de plátanos.

En todo caso y mientras este proyecto prospera, tanto la Fundación DISA como el Instituto Tecnológico de Canarias ya se encuentran embarcados en otras iniciativas de biocombustibles. Destaca entre estos proyectos el que persigue fomentar el cultivo de microalgas para la generación de biodiesel. La clave del éxito estará en conseguir cosechas lo más eficientes posible, para lo que las investigaciones se enfocan a implantar fotorreactores que propicien las condiciones más idóneas para este fin.

Otro proyecto, aún más ambicioso por su extraordinario potencial, es el aprovechamiento de los desechos como los residuos orgánicos domésticos o los lodos de las depuradoras para generación de energía limpia.

Fuentes: RTVE | ABC | Ambientum | Flickr

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