La capital nipona no se caracteriza por tener extensas zonas verdes, y su ayuntamiento, consciente de esta carencia, concibió en 2005 el Programa de Construcción Tokio Verde incentivando la construcción de jardines en las azoteas de los edificios. Una manera de aprovechar este espacio vacío en la cima de las construcciones de la ciudad y, de paso, una forma práctica de bajar las temperaturas. Pero ahora, después del desastre de Fukushima, este programa pretende ir más allá fomentando dentro de la población el ahorro energético a través del cultivo de las llamadas cortinas verdes en las fachadas de los edificios y mitigar así el acuciante calor que sufren los habitantes de la megalópolis.
Desde el incidente nuclear de marzo de 2011 la preocupación sobre los cortes eléctricos que se puedan producir durante el verano ha aumentado en los hogares japoneses. Por eso, varios grupos empresariales, junto con la administración local, idearon entregar paquetes de cortina verde a 1000 habitantes. Dicho kit consta de 2 semillas de Goya (una calabaza amarga japonesa), una red de 90 cm por 180 cm y una guía. Así mismo, otros gobiernos locales se han unido para dar talleres al público sobre lo fácil que es la utilización del kit y sobre la eficacia de la vegetación el contra el aumento de las temperaturas.
Según un estudio realizado por el Gobierno Metropolitano de Tokio dentro de las zonas verdes las temperaturas descienden casi en 20º en épocas de calor, de modo que las cortinas verdes no solo se convierten en una solución para el ahorro de energía destinada al uso del aire acondicionado, sino también en las protagonistas de un cambio de imagen para la ciudad, convirtiendo a Tokio en una jungla de cemento más ecológica.
El proyecto, de momento, parece haber calado en muchas escuelas y edificios públicos, y cada vez más edificios adoptan una cortina verde o techo verde. Además, el Programa de Construcción Verde, implementado por el gobierno metropolitano de Tokio, pretende dar evaluaciones positivas a aquellos edificios que mantengan el equilibrio entre eficiencia energética y medio ambiente implementando medidas como la racionalización del uso de energía, la utilización adecuada de los recursos y la protección del medio ambiente natural.
Por otra parte, desde enero de 2010 se hizo obligatorio la introducción de energías renovables en los edificios de nueva construcción de más de 5.000 metros cuadrados. Solo unos pocos han implementado estas nuevas directrices, pero se dan pasos para que el equilibrio, tan buscado en la tradición japonesa entre modernidad y naturaleza, sea una realidad.
Fuentes: Twenergy / Yorokobu / Kankyo / Japan trends / Flickr