Sin embargo, todo el proceso que a partir de las materias primas ha llevado a que el producto esté en la tienda ha exigido un gasto de materiales, recursos naturales y energía.
El ciclo de vida de una lata de refresco
1. Para producir una lata de refresco a lo largo de su vida útil necesitamos, por ejemplo, energía para extraer la bauxita de la mina, transportarla por barco, ferrocarril o camión hasta la fabrica y allí fundirla (para cada tonelada de bauxita se necesitan en la fundición unos 15 MWh de electricidad).
2. Sucesivamente necesitaremos mas energía para transportar el aluminio a la fabrica donde se producen las latas y se imprime la marca y se empaqueta.
3. Luego se vuelve a transportar hasta la planta donde la lata se rellena.
4. Ya está lista para ser transportada al punto de venta donde probablemente se almacenará en una nevera que consume electricidad.
5. Tras su venta y su consumo la lata se trasportará a la planta de clasificación y finalmente a la central de refundición o al vertedero.
La mochila ecológica
Para representar de una manera muy grafica este concepto, se creó en los años noventa en Alemania el concepto de mochila ecológica: para un producto determinado, se trata de la cantidad de materiales que se suma durante todo el ciclo de vida de ese producto.
Ejemplos:
¿Algunos ejemplos? Una bandeja de madera de kilo y medio de peso tiene una mochila ecológica que pesa más de dos kilos. Pero si la misma fuera de cobre su mochila sería de 500 kg. La de un móvil es de 75 kg, mientras la de un ordenador es nada menos que 1.500 kg.
¿Y un coche? La mochila ecológica de un automóvil pesa más de 15 toneladas (es decir, más de diez veces el peso del propio coche).
Se ha calculado que una familia europea consume de manera «indirecta», a través de los objetos y servicios que adquiere, mas electricidad y combustibles de los que emplea en su casa o en su vehículo.
Que no se te olvide:
Es importante que se tengan en cuenta estos conceptos a la hora de cambiar un equipo consumidor de energía por otro, aunque sea más eficiente, ya que, como hemos visto, el consumo global de energía de un equipo viene determinado no sólo por la energía que consume en su funcionamiento.
Por esto, una renovación excesivamente rápida de un producto puede incurrir en un consumo energético global mayor que si no se cambiara, y hay por tanto que buscar el equilibrio entre la eficiencia ganada con las mejoras tecnológicas en el funcionamiento del producto y la energía que necesita considerando su ciclo de vida completo.
¡Que nuestra mochila sea leve!