Gracias a la tecnología láser, los científicos de la Universidad de Rochester han dibujado patrones microscópicos en la superficie del metal a través de los cuales se genera la propiedad denominada superhidrofobia, que consiste en repeler el agua de forma excepcional.
En la actualidad, la mayoría de las superficies hidrofóbicas están basadas en recubrimientos químicos. Sin embargo, la superficie creada por estos científicos repele el agua de manera más potente y no hay que preocuparse de su deterioro con el paso del tiempo. De hecho, el teflón, uno de los materiales hidrofóbicos más conocidos, debe inclinarse hasta 70º para que las gotas de agua empiecen a caer lentamente. Sin embargo, este nuevo invento no necesita ningún tipo de inclinación para repeler el agua.
Como comentábamos antes, este descubrimiento tiene muy diversas aplicaciones:
1. Gracias a la hidrofobia, una superficie no sólo repele el agua, sino que también evita la formación de hielo. Por ello, una de sus aplicaciones más obvias es en las alas de los aviones.
2. Otra aplicación interesante sería para aquellos materiales que necesiten estar completamente secos, como por ejemplo los que constituyen los paneles solares.
3. A nivel sanitario puede ser muy importante en todo lo relacionado con la higiene. Este tipo de materiales conseguirán que las superficies estén secas y libres de bacterias tanto en los retretes como en un servicio hospitalario.
4. En los países en desarrollo, donde el agua es un bien escaso, podría utilizarse para conseguir agua de lluvia con más eficiencia y sin malgastar recursos.
En la Universidad de Rochester, sin embargo aún no están satisfechos con su descubrimiento. Así pues, los científicos se encuentran actualmente investigando la forma de aplicar esta técnica a nuevos materiales para aumentar sus aplicaciones en un futuro muy próximo.